Núria Feliu con un grupo de amigos en la calle Roser de Ciutadella | Pilar Vinent Barceló

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Icono de la música popular catalana y símbolo del barrio barcelonés de Sants, la cantante y actriz Núria Feliu falleció este viernes a los ochenta años.

Mantuvo una intensa relación con Menorca, a la que acudió durante años para veranear en Ciutadella. La arraigada amistad con la familia Vinent Barceló le llevó a establecer un vínculo afectivo con la ciudad de poniente y, con especial intensidad, con los residentes en sa Farola.

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Núria Feliu deja un legado de más de cuarenta discos con canciones en catalán de todos los géneros musicales populares. Aunque triunfó    como cantante, se inició en el mundo de las artes escénicas como actriz y su sueño de juventud era dedicarse al teatro.

  En 1963 entró a formar parte del Teatre Experimental Català. También trabajó con la Agrupació Dramàtica de Barcelona como actriz y como cantante, ya que era habitual que acabara las funciones regalando una canción al público. Fue así como la descubrió el compositor y director de orquesta Antoni Ros Marbà, que la puso en contacto con Edigsa, discográfica de «Els setze jutges», que quería abrirse a otros géneros y no limitarse a los cantautores en catalán. Empezó aquí la explosiva carrera de una intérprete que en 1965, el año de su debut discográfico, editó «Anirem tots cap al cel», «Gent» y «Núria Feliu amb Tete Montoliu».

Grabó cada año uno o dos discos durante más de dos décadas. Se definía a sí misma como «cantactriz».