El cantante catalán, profeta en su segunda casa, Menorca, triunfó en su concierto de despedida en la Isla | Gemma Andreu

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Era el concierto de despedida en su otra tierra, Menorca, Maó, la misma ciudad a la que dedicó una canción hace años. Pero Serrat seguirá formando parte de este paisaje isleño, cante o no cante de nuevo por estos lares, como los 2.000 asistentes incondicionales que han hecho de sus canciones parte de la banda sonora de sus vidas.

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Siete músicos acompañeron al cantante en su actuación | Gemma Andreu

Que su recital de este miércoles iba a ser un éxito estaba cantado. Paradójicamente su voz sonó más cristalina y vigorosa que en otras ocasiones pese a que en sus primeras interacciones con el público se notaban síntomas de cierta afonía. Nada malbarató su presencia ante los menorquines y las decenas de veraneantes, personajes mediáticos, que se citaron en el campo de la Unión, Ana Belén, Iñaki Gabilondo, Mercedes Milà...

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El público, entregado en el concierto en el campo de la UD Mahón | Gemma Andreu

Eran las 21.04 cuando el noi del Poble Sec hizo su aparición en el generoso escenario situado ante la tribuna cubierta del campo. Siete músicos acompañaron la sucesión de canciones históricas, emblemáticas, a partir del «Temps era temps» con la que estrenó la actuación. «Cançó de bressol» y «Carrusel del Furó» le siguieron, para elevar el entusiasmo colectivo a continuación con «Señora».... y así hasta completar una veintena de temas que concluyeron con la esperada «Paraules d'amor» entonada a coro con todo el público.

Cuatro gotas mal contadas antes de las 22 horas tampoco embarraron el recital envuelto en una organización ejemplar, con fluidez en los accesos y dos pantallas a ambos lados de la tarima principal. «He venido a despedirme, pero no es mi último concierto, a partir de ahora, para todos, todo es futuro. Nos vemos mañana en Binipreu». Serrat en estado puro.