Taltavull junto al papa Francisco.

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«Desde que le conocí en 1973 ha seguido un camino con una coherencia total y una honestidad fuera de lo común», asegura el doctor en Filosofía y poeta Diego Sabiote sobre el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. «Un hombre trabajador e incansable que de joven ya sobresalía como sacerdote en su Menorca natal», afirma el profesor ya jubilado que, junto a Damià Vidal, ha coordinado La huella del Señor, un extenso libro que recopila homilías, artículos y conferencias de Taltavull, además de textos dedicados al obispo.

La asociación cultural Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa organiza este jueves a las 19.30 horas en la Seu la presentación del volumen con motivo de la concesión del Premio Derechos Humanos que Taltavull recibió en Madrid el pasado mes de abril. Al acto acudirán 130 personalidades de todo el Estado, como el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. «Tantas personas no es algo frecuente, será el mayor homenaje hecho en Balears», apunta Sabiote, que en el libro entrevista al obispo.

La Familia Taltavull Anglada en 1959.

«Es alguien muy cercano a la gente y, por ello, querido», dice el profesor, que recuerda que al preguntar a Taltavull sobre su popularidad, éste se limitó a responder que se debe a la «cercanía humana y la acción solidaria», lo que él mismo define como «pastoral de proximidad». «No es un obispo caciquil ni principesco, todo lo contrario; es muy cercano a los planteamientos del papa Francisco», explica Sabiote.

Sentimientos

La familia fue «decisiva» en la vocación sacerdotal de Taltavull porque en casa siempre vivió la religiosidad. «Veíamos y oíamos rezar juntos a mi padre y madre, que con 98 años sigue haciéndolo», confiesa en el libro. «Sin forzar nada, cuando salía a pasear con mi padre solíamos entrar en alguna iglesia y hacíamos la visita al Santísimo», narra el obispo. También afirma que la unión con su familia es «compacta» porque «nos hemos querido y nos seguimos queriendo mucho», pese a vivir en lugares diferentes.

El sentimiento por su isla también queda reflejado en el libro. «Menorca es mi tierra, mi casa, el lugar en el que nací, he crecido, me he educado y he trabajado a lo largo de más de treinta años», destaca el obispo, que considera que «los vínculos se refuerzan con el amor a la propia tierra, su geografía, sus ciudades y pueblos, su ecología, que engloba costumbres y tradiciones, su lengua y sus instituciones, fiestas y creencias». De hecho, Taltavull explica su participación en las fiestas de Sant Joan de Ciutadella, en las que representó como jinete al estamento eclesiástico. «Es una experiencia original y única por el hecho de vivirla en el corazón del pueblo y participando de la misma emoción de la gente».

El prelado durante un Jaleo como jinete en las fiestas de Sant Joan de Ciutadella de 1990, en representación del estamento eclesiástico.

El jurado del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa otorgó en 2020 el premio al obispo Taltavull por «marcar con nitidez» las prioridades a favor de los deportados, inmigrantes, encarcelados, geriátricos, pobres y excluidos de todos los signos. En el acto de la Seu, que no se ha podido hacer hasta ahora por la pandemia, participarán el presidente del proyecto, José Segura; el deán del Cabildo de la Catedral, Teodoro Suau, y la presidenta de Acción Católica General de Barcelona, Cori Casanova.