El teatro inmersivo de Ortiga se instala en la Plaça des Born

La compañía catalana ofrecerá nueve pases de ‘An-ki’ desde mañana hasta el domingo

Los miembros de la compañía, ayer en la puerta de la carpa que están montando en la Plaça des Born, justo en la zona más próxima al teatro.  | Fotos: C. ORTIGA / R.P.A.

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Generar espacios de encuentro y convivencia artística y también difundir y respetar la conciencia medioambiental y social. Con esos propósitos nació en Banyoles hace nueve años la compañía teatral Ortiga, cuyos miembros acaban de aterrizar en la Isla y ya se encuentran montando en la Plaça des Born una carpa que será el centro de atención artística en la ciudad desde mañana hasta el domingo (nueve funciones en total, tres por día).

Llegan a la Isla de la mano del Teatre des Born, siempre con el público familiar en mente, y una obra como «An-ki». Una propuesta que pertenece al denominado teatro de objetos, pero nada convencional. «Es teatro inmersivo», resume Guillem Geronès, director artístico e intérprete, quien explica que «para hablar de los temas que tratamos encontramos interesante que la gente implique el cuerpo, que lo mueva. Para nosotros es importante la experiencia porque así vives la poética de la idea desde otro lado».

Sin entrar en demasiados detalles, se puede decir que «An-ki» es un relato sobre el origen y el destino de la humanidad, o, dicho también desde otra perspectiva, una historia sobre la memoria del mundo. Un relato que en palabras de Ingrid Codina, también directora e intérprete,    es como «una lupa sobre las cosas pequeñas, que al final son las que nutren la vida» para contar un drama «que siempre conduce hacia un lugar de positividad».

Propuestas pensadas para vivir de cerca y en grupos reducidos, con tan solo 27 personas por pase. «Es casi como un juego, la gente entra en el espectáculo», relata Geronès, quien puntualiza, no obstante, que el público «no es un espectador, sino gente que viaja. Y nosotros no somos actores y actrices, somos habitantes de ese espacio que acompañamos, eso cambia las reglas del juego... El espectador pasa a ser parte de la historia».

Acostumbra Ortiga a trabajar mucho con escolares, pero su campo de acción tiene un rango de edad que abarca mucho más. Su intención, continúa Geronès, «no es endulzar nada, creemos que es muy interesante esa mezcla de que venga un niño pequeño y un señor de 80 años». Y es que el objetivo es el mismo de siempre: «Crear una experiencia que se la lleven para toda la vida».

El apunte

Dos años y medio de gira, con rumbo a Europa y varios premios

«An-ki» triunfa allá por donde pasa, un éxito que ha permitido que el montaje lleve girando con su original propuesta durante dos años y medio. Un camino por el que    ha recogido un buen número de premios, como el prestigioso Fetén, que recibieron el año pasado como mejor espectáculo. Un éxito que traspasa fronteras, como demuestra que la obra también tenga recorrido    en Europa, con citas este 2025 en Chequia,Países Bajos, Francia, Irlanda y Alemania.