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Las elecciones locales son más abstencionistas que las generales y dentro de las primeras, las autonómicas son las que menos interés despiertan entre los electores. Es una de las fotografías que deja la jornada del domingo.

El elector identifica con claridad a los candidatos a su ayuntamiento y, en menor medida, a los del Consell, pero le cuesta identitificarse con el Parlament. Ni la institución está en la Isla ni se tiene confianza en ella, pese a ser unas elecciones de las que se forma el Govern balear. El derecho a voto de algunos ciudadanos extranjeros en las municipales no explica una diferencia tan elevada, según los analistas.

Casi un millar de electores menorquines, 958, han votado en las municipales pero han pasado de la papeleta color sepia de la cámara balear. El Consell se queda a medio camino, sin la cercanía de las municipales pero tampoco la indiferencia del Parlament. Las papeletas azules fueron 504 menos que las depositadas en las urnas para elegir alcalde.

No es una circunstancia nueva, sino que se arrastra en todas las convocatorias, la novedad es que se agrava el absentismo, casi 1,5 puntos respecto a las anteriores y casi tres sobre las de 2015. Que áreas como la sanidad o la educación, sobre las que se sustenta el estado del bienestar, dependan del Ejecutivo balear, no tiene repercusión electoral.

Sin embargo, aquellos electores que distinguen y valoran con claridad la función de cada una de las instituciones selecciona también su voto, que no siempre concuerda con la elección que realiza para el Consell o el ayuntamiento respectivo, tal como se refleja en el cuadro adjunto.

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Votos de la izquierda a Vox

Desde ese punto de vista hay dos grandes perdedores. El PSOE, que había sido el ganador en las elecciones autonómicas cuatro años atrás, se ha dejado casi 700 votos por el camino. Y Unidas Podemos, más de 1.500 y la mitad de los escaños.

Susana Mora ha aguantado mejor en el Consell, mientras que Marc Pons, presentado como revulsivo, ha restado votos a su partido. La primera ha obtenido casi 300 votos más.

La izquierda en su conjunto ha perdido 2.193 votos en las elecciones al Parlament. ¿Dónde han ido? Algunos se han quedado en casa, los 500 de más en que se mide la abstención, y otros tantos se los ha birlado Més per Menorca a PSOE y Unidas Podemos. Pero otros mil se han ido a la derecha, algunos a Vox, ya que el aumento del PP se debe sobre todo a la absorción del flujo que hace cuatro años llevó a Ciudadanos al Parlament.

Pero el PP crece por encima de ese volumen, lo que supone que también ha captado voto de la izquierda moderada a causa posiblemente del perfil más moderado de Jordi López, el número uno de los populares.

En cuanto al reparto de los escaños, la sobrerrepresentación de la que disfruta Menorca -elige 13 diputados frente a los 12 de Eivissa, que tiene un 40 por ciento más de población- ha beneficiado al PSOE y a Unidas Podemos, que se adjudican los dos últimos. Ello le ha permitido, frente a lo que ha ocurrido en el Consell, obtener mayoría de la izquierda menorquina en el Parlament frente a la derecha, siete a seis.