Unos Reyes madrugadores. Poco después de las siete de la mañana, la comitiva real, que este año ha tomado prestadas las carrozas de Maó, ya asomaba por el Molí de Dalt para comenzar a repartir regalos entre los niños de Sant Lluís | Gemma Andreu

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Menorca recibió la tarde del miércoles a los Reyes Magos con un poco de lluvia y este jueves les despidió con algo de viento. No obstante, antes de partir de nuevo hacia Oriente, Melchor Gaspar y Baltasar cumplieron con la costumbre de participar en las tradicionales cabalgatas para repartir los regalos entre los más pequeños.


Sant Lluís

Tras una intensa y larga noche de trabajo, Sus Majestades hicieron acto de presencia en el Molí de Dalt en torno a las 7 de la mañana para iniciar un recorrido por todo el municipio. Los Reyes repartieron entre los más pequeños de la localidad algo más de 200 paquetes con regalos. Acompañados por la banda de música Sa Xaranga de Maó, y escoltados por los caixers y cavallers de Sant Lluís, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron recibidos en el Ayuntamiento por la alcaldesa de la población, Montserrat Morlà. La cabalgata se prolongó hasta las diez de la mañana tras recorrer las principales vías del pueblo y los caseríos de Es Consell, Torret y S'Ullastrar, para terminar en el geriátrico, donde se entregaron también presentes a sus usuarios.

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Es Castell

En Es Castell, Sus Majestades ya desembarcaron en la tarde del miércoles en Calesfonts, punto de partida de un desfile que realizaron en sus carrozas por todo el municipio. Como es costumbre, a la mañana siguiente, en esta ocasión a lomos de tres caballos, los magos desfilaron desde las ocho de la mañana y hasta cerca de la una de la tarde por todo el pueblo entregando los paquetes. En total se repartieron cerca de 350 regalos, algunos de ellos de tal tamaño que no pudieron envolverse, como el caballo que recibió uno de los niños del municipio.


Llucmaçanes

Los Reyes de Oriente se pasaron por toda la Isla, e incluso tuvieron tiempo, como cada año, de desfilar por algunas de las comunidades más pequeñas de Menorca, como la de Llucmaçanes. Allí hicieron acto de presencia también a primera hora de la mañana para cumplir con la tradición de entregar en mano los regalos a los residentes y recorrer todas las calles y caminos de la localidad antes de despedirse hasta el año que viene.