Los sectores naviero y náutico temen que se paralicen las obras del dique

El Servei de Ports reconoce que la empresa, que ostenta más del 50 por ciento de la UTE adjudicataria, reclama una mayor dotación económica para proseguir con el proyecto. "Nuestros técnicos están evaluando si la reclamación de Ferrovial corresponde a extras fuera de la licitación o si bien se trata de los gastos que la empresa no contempló con la reducción del presupuesto y del plazo de ejecución, que precisamente puntuaron a su favor en la contratación", afirma el vicepresidente de Ports. Manuel Antonio Patiño asegura que Ferrovial pide un aumento económico que supera el 20 por ciento del contrato de licitación de los trabajos, que fue de 50 millones de euros. "La Ley que regula las contratas prevé que legalmente toda obra contratada pueda ser modificada en un máximo del 20 por ciento del presupuesto. Podemos negociar hasta esta cifra según la normativa", señala.

Patiño confía alcanzar un acuerdo con la empresa dentro de los parámetros legales. "Nos interesa terminar las obras, como imagino que también a Ferrovial" y asegura que los trabajos continúan. Precisamente, ayer quedó operativo el puente que sirve para dar acceso a los camiones que realizan el relleno de los cajones de hormigón instalados.

No obstante, Patiño reconoce que aún no han recibido respuesta de la empresa sobre el traslado del cajonero que fabrica los módulos a Bilbao y las previsiones de fabricación e instalación de los 6 grandes cajones del dique exterior y la cuarentena que formarán la escollera del espigón interior que quedan pendientes.
José Negrete, presidente del Club Nàutic Ciutadella, transmite la preocupación por el retraso que repercute en la ampliación de Cala en Busquets y la creación de amarres en el puerto. "Es una obra importantísima para la gente que tiene expectativas de conseguir un amarre. Es una mala noticia para los socios del CNC y, en época de crisis, para los empresarios y usuarios del sector". Negrete cuestiona que "no existan unas cláusulas en el contrato del proyecto del dique de penalización en caso de retraso en la ejecución de los trabajos". Propone, en caso de incumplimiento de los plazos, que Ports recurra a las otras empresas licitantes del concurso para terminar el proyecto. "El plazo que dio la UTE era incumplible", comenta.

Asimismo, el presidente de ASMEN, Justo Saura, se queja de la lentitud de las obras. "El sector está preocupado, el retraso en el dique repercute en la creación de amarres en el puerto. Si tenemos dique, tendremos puerto y amarres". Saura está pendiente de una próxima reunión con los responsables de Ports para que informen al sector.

Por su parte, Iscomar se refiere a que "cuánto más se retrasen las obras, más se retrasará la mejora de las comunicaciones marítimas". Precisamente, la naviera mantiene la posibilidad de cambiar el "Nura Nova" por un nuevo buque cuando esté operativo el dique.

La obra del dique tenía que estar terminada el próximo mayo, según el contrato firmado con la UTE en mayo de 2007 por el gobierno Matas. En estos momentos, Ports estima el retraso en la ejecución del proyecto en 10 meses.

El cajón desplazado
Algunas de las entidades consultadas no sólo expresan la preocupación por el retraso de las obras, sino también por el desplazamiento del último cajón del dique instalado a consecuencia del último temporal. Algunas fuentes cuestionan si la raíz del problema se encuentra en la base del dique y se preguntan si la zona se dragó antes de construir la escollera sobre la que se asientan los módulos. El Servei de Ports, después de detectar la incidencia, garantizó la solidez de la estructura y esgrimió que el módulo se desplazó porque sólo estaba relleno de agua y faltaba consolidarse con el rellenado de materiales. Ports estima que, en la actualidad, la construcción del dique se encuentra entre un 20 y un 30 por ciento de su ejecución. Esto sumado al retraso de 10 meses hace prever que el desarrollo de las obras se prolongará hasta los 3 años y medio, el plazo inicial en la licitación.