La mayoría de los viticultores comenzarán a cortar los racimos a finales de septiembre - Archivo

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La cosecha de uva de este año se espera excelente, pero algunos viticultores menorquines confiesan que mantener las vides en perfecto estado les ha supuesto en esta ocasión verdaderos quebraderos de cabeza para evitar el temido avance del oidium y el mildiu o botrytis. Estos hongos encuentran en la humedad su perfecta aliada y ocasionan la pérdida de los racimos y de las uvas afectados, mermando así los resultados de la cosecha.

Las abundantes precipitaciones del invierno auguraban una excelente vendimia. El problema es que la lluvia continuó cayendo con igual o mayor intensidad en primavera e incluso bien entrado el verano. La humedad de la tierra, unida a la humedad ambiental han sido el caldo de cultivo óptimo en el que se han desarrollado este año ambos hongos en los campos de Menorca dificultando así a los viticultores cualquier remedio. "Hemos padecido mucho, nos hemos pasado buena parte del tiempo cortando plantas y aplicando azufre para evitar el avance del oidium y el mildium y para que no se formara botrytis", explica Lluís Casals, propietario de la bodega Hort de Sant Patrici de Ferreries y presidente de la Asociación de Productores de Vinos de Menorca.

Retraso de la vendimia
De hecho, este exceso de humedad unido a una insuficiente insolación, está impidiendo a la uva alcanzar la graduación y acidez óptima para su vendimia, por eso este año la mayoría de las bodegas retrasarán el corte de los racimos hasta finales de septiembre o principios de octubre. Incluso aquellos viticultores que habitualmente vendimian a mediados de agosto para elaborar vinos blancos con uvas chardonnay, malvasía y macabeo, entre otras, también retrasarán la recogida hasta septiembre, según comenta Carles Anglés, responsable de la bodegas Binifadet de Sant Lluís. La graduación alcohólica natural mínima para los caldos blancos designados con la indicación geográfica Vi de la Terra de Menorca debe ser de 11,5 y de 12 para los tintos.

No obstante, hay viticultores como Crispín Mariano, de Bodegas Ferrer de Montpalau (Es Mercadal) que no esperarán tanto. Mariano pondrá manos a la obra tan pronto como tenga listos los depósitos para almacenar el vino. Según comenta, recoger en las próximas semanas una uva con mayor acidez será óptimo para elaborar según qué caldos. "Podré mezclar esta cosecha con la recogida en años anteriores en las cantidades autorizadas por los estatutos de la denominación Vi de la Terra para elaborar el vino", explica. "El bodeguero no sólo depende de las condiciones meteorológicas, que son importantes, sino que también debe prestar atención a las mezclas de cantidades y de color, por ejemplo", añade.

Crispín Mariano espera este año una cosecha "regular" similar a la obtenida en los años 87 y 88. Las lluvias primaverales y en especial la caída después de Sant Joan, explica, han favorecido la aparición del oidium. Este viticultor ha combatido el hongo con productos como el azufre y el cobre. "Eliminar el hongo con sistemas ecológicos es más difícil que si se utilizaran productos de síntesis. Hay que comprobar la evolución de la planta día a día. Como suele decirse, el vino es el producto de la tierra, de las vides, pero también del hombre", recalca el bodeguero de Es Mercadal.