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Todo cuanto rodea a un determinado personaje, sus circunstancias e incluso sus antecedentes, configura su personalidad, su modo de ser y de comportarse; ser positivamente crítico, pasota o un "lastre" para la sociedad. Carlos Anglés Martínez, cuyo ADN no duda de que es liberal, ocupa un lugar dentro de los que creen que sin arriesgar, sin poner en juego lo mejor de sí mismo, es imposible avanzar hacia un futuro mejor y compartido, de ahí que, sin estridencias pero con constancia, siga en activo, dispuesto a seguir "pedaleando", porque siente la necesidad de ser útil.

Comprenderás que manifieste mi extrañeza porque te consideraba un santlluïser de pura cepa y resulta que naciste en Murcia. ¿A qué se debe tal circunstancia?

Al finalizar la guerra civil, mi padre, que era funcionario de Correos en Maó, fue destinado a Murcia, era una especie de depuración y por dicha circunstancia yo nací allí; no obstante siempre me he sentido santlluïser, porque mis abuelos, mis amigos "de sempre" son de aquí, y en Sant Lluís crecí y me hice hombre.

¿Dónde iniciaste tu etapa colegial, aquí o allí?
Aquí, en Sant Lluís; el "correctivo" solo duró unos años y regresamos a casa cuando yo todavía era un mocoso.

Y de la Graduada al Instituto.
Sí; de mi primera etapa escolar todavía recuerdo a don Francisco, padre de Pedro y Guillermo Pons, que al igual que su progenitor fueron "mestres d'escola"; del Instituto pasé a Maestría Industrial y de allí a Terrassa donde obtuve el título de Ingeniero Técnico Industrial.

En Terrassa debiste compartir estudios con toda una serie de menorquines. ¿Los recuerdas?
Te citaré unos pocos porque éramos muchos; Lluís Guasteví, Julián García, Juan Mercadal, Marcos Todo, Toni Pons Pellicer, también José María Roselló, en fin, muchos.

El siguiente "peldaño" te llevó a la empresa privada. ¿Damos unas pinceladas de esta etapa?
Ya con el título bajo el brazo entré a trabajar en la Corporación Industrial de Banesto y tras una primera etapa de rodaje "desembarqué" en Menorca para montar los silos de cemento que instalamos en el puerto de Maó, junto a la Base Naval; la empresa en la que trabajaba, perteneciente a Banesto, era Cementos del Mar y una vez finalizado el montaje, quedé como responsable de su explotación.

Pero dicha estancia no fue la definitiva.

No, me enviaron a Barcelona como delegado para desarrollar funciones de comercial, y allí estuve una década hasta que surgió la oportunidad de desplazarme a Estados Unidos, concretamente a Minnesotta para dirigir la instalación de unos silos, semejantes a los del puerto de Maó, al borde mismo del Mississipi, y, sin pensarlo dos veces, "volé" hacia Norteamérica porque consideré que era una oportunidad que no podía desaprovechar.

Ver mundo, conocer otra cultura, comparar formas y sistemas productivos, en fin, ¿un mundo diferente?
Muy diferente; recuerdo que aquí, en Maó, cuando iniciamos el proceso de la instalación de los silos, obtuvimos la licencia dos o tres meses después de haberla solicitado, era la etapa de Rafael Timoner al frente de la alcaldía; tiempo que consideré razonable, pero allí, en Minnesotta, al presentar el proyecto junto a un ingeniero local nos lo sellaron e inmediatamente pudimos comenzar las obras; comprenderás que mi asombro fue mayúsculo, pero la respuesta que me dio el ingeniero estadounidense contratado me sorprendió muy gratamente: "Aquí se trabajaba con otros criterios, yo, como técnico, soy el responsable de que todo se ajuste a las normas establecidas y, si en el momento de la inspección existe alguna deficiencia, yo tendré que asumir las consecuencia"; igual que aquí, que algunas licencias tardan años.

¿Tuviste algún problema?
Solo con los sindicatos. Me explicaré. La mayoría de los soldadores son sioux porque son los que mejor soportan la altura, pero si solo contratabas personal sioux los otros sindicatos te hacían la "guerra", lo que te obligaba a contratar diversos grupos y de sindicatos diferentes para los distintos trabajos, pero por lo demás, solo atenciones; por ejemplo, a mis dos compañeros y a mí nos dieron de inmediato el permiso de residencia, porque íbamos a invertir, a crear riqueza y puestos de trabajo.

Otra mentalidad, otros planteamientos más en consonancia con la realidad.
¡Y que lo digas! Fuimos a contratar el servicio de teléfono y al llegar a casa ya estaba conectado; en fin, detalles como éste se daban a diario y son exponente de que Estados Unidos es un país organizado y con una mentalidad realista.

¿Se te puede catalogar como un empresario de izquierdas?
Más que empresario me considero un "emprendedor", porque intento innovar, hacer cosas nuevas; a mí me produce envidia sana ver cuánto hicieron los hermanos Sintes, tanto Fernando, creador de La Menorquina, como Gabino con S'Algar y sus otras inversiones, como también Jaime Mascaró o los Pons Quintana, ellos son ejemplo de cuanto intento explicar, aunque mi "vocación" y mi aplicación en el campo de la empresa privada, ha sido tardía, pero aquí estoy y como tú en ocasiones dices, a pie de obra.

Viticultor en presente. ¿Cómo nació en ti dicha vocación?
La verdad es que de pequeño asistí a vendimias en Son Blanc y en Ca n'Ivernis, ambos sitios en Sant Lluís, pero aprendí de manera autodidacta. Mi afición al vino maduró en mi etapa dentro del grupo Banesto en que asumí diversas responsabilidades como comercial y gerente, fase aquella en que tuve que asistir a muchas comidas, las llamadas comidas de negocios en las que el buen yantar y los buenos caldos son parte de ellas y me aficioné a degustar el buen vino. El siguiente paso fue proveerme de cuarenta tipos de cepas que planté en mi casa, en el año 1980, para comprobar las que se adaptaban mejor a Menorca, aunque luego, a la hora de la verdad, fue la Conselleria de Agricultura la que me "indicó" que cepas debía sembrar.

Pero antes de dar el paso definitivo hubo una etapa intermedia.
Efectivamente, la hubo; empecé esta "aventura" como un hobby; la familia, los amigos y los conocidos fueron, o fuimos, los primeros en degustar nuestros vinos pero al ver que la producción era superior a este consumo di el paso definitivo, pasando a la producción comercial por lo que puedo afirmar que fui pionero en esta nueva etapa vinícola de Menorca.

Hasta que surgió la denominación de origen, "Vi de la terra".
Exacto, en el año 2004 empezamos la comercialización bajo la denominación de origen de "Vi de la terra", momento éste en que solo nos presentamos tres bodegas, Sa Cudia, de Es Grau, la de Crispín, en Es Mercadal (Ferrer de Muntpalau) y la mía, Binifadet

¿Cuántas hectáreas posees actualmente en explotación?
En mi casa una, la primera que plantamos; luego en el año 2000 planté parte de la finca de Binifadet Nou que actualmente abarca una extensión de diez hectáreas.

¿El suelo de Menorca es apropiado para la crianza de vino de cierta calidad?
Sí, especialmente aquellas zonas de estratos arcillosos sobre roca calcárea permeable, de "marès"; en realidad en Menorca existen varias zonas bastante semejantes con ciertas zonas del Panedès.

¿Cuáles son tus preferencias?
Siempre me inclino por la última novedad, pero diré que el syrah, nombre de origen persa y el chardonnay son mis favoritos, a pesar de que hoy por hoy la gama de Bodegas Binifadet es bastante amplia, merlot joven y reserva, el rosado, el muscat dulce e incluso los espumosos.

Además he visto que ofertáis un amplio abanico de productos derivados del vino.
Efectivamente, es una medida complementaria e incluso obligada; producimos, entre otros, una amplia gama de mermeladas elaboradas con nuestros vinos, así como productos cosméticos y también un queso al vino.

La pregunta del millón. ¿Aquí, en Menorca, es un negocio rentable?

Yo siempre digo que es una inversión para los nietos y ampliando la respuesta añadiré que es una inversión a largo plazo; rentabilizarla a corto plazo es casi imposible y va unida a la producción que en Menorca es un handicap porque los costes son altísimos, aunque la dedicación del viticultor menorquín es algo que debería ser considerado como un valor añadido, porque es mucha e intensa.

Marchaste de casa, de Sant Lluís, como cualquier joven de tu edad, sin convicciones políticas muy definidas y regresaste, tras un aprendizaje en vivo y en directo, con las ideas muy claras. ¿Tu amistad con Pasqual Maragall fue decisiva en esta transformación?
No, mi reencuentro con Pasqual Maragall se produjo a finales de los años 80, en que coincidimos en Sant Lluís con motivo de una charla o conferencia que vino a pronunciar y, recuperamos parte de nuestra "vida en común", es decir, los años en que él venía a veranear a Quatre Vents, en Alcalfar; vimos que teníamos amigos comunes y una buena relación de amistad con Santiago Costa, el resto vino con el tiempo.

Entonces, ¿cuándo se produjo tu transformación política?
En Terrassa y en aquellos años calientes, con los "grises" pisándote los talones; en una de tantas manifestación a la que acudí con Paco Casero, me encontré con dos amigas y en un determinado momento nos vimos rodeados por la policía; intentamos zafarnos pero no pudimos, una de mis amigas estaba embarazada y a pesar de ello los "grises" no tuvieron con ella la menor consideración, luego supe que ambas pertenecían al PSUC. Años después, yo también me afilié, era un ambiente que respondía a mis inquietudes, sin embargo mi militancia duró poco, salí del PSUC justo una semana después de haber sido legalizado.

Pero, a pesar de ello, en Sant Lluís fuiste uno de los promotores de la creación de la Agrupación Local del PSOE.
A instancias de Borja Carreras y junto con un grupo de afiliados santlluïsers, conseguimos este objetivo, el de constituir la agrupación local, hecho que creo se produjo en el año 86.

Pero también "soltaste amarras". ¿Cuál fue el motivo?
Para estas cosas siempre encuentras algún motivo, pero el definitivo fue porque no compartí la tesis de mi partido en dejar el poder, el gobierno, en manos de las minorías, yo respeto a los partidos minoritarios, pero defiendo que son las mayorías elegidas, votadas, las que deben gobernar; incluso puedes añadir que me preocupa y atemoriza cualquier tipo de fundamentalismo.

Presiento que si te pregunto sobre Menorca, me dirás que está en la UCI. ¿Me equivoco?
No, creo que no te equivocas; Menorca está "triste", desilusionada y lo que es peor, sin capacidad para reaccionar y para crear. Una de mis aficiones era dar la vuelta a la Isla, como se hacía antaño; salíamos un grupo de amigos con las existencias básicas para "subsistir" durante el trayecto; en el llaut llevábamos "dues xerxes" pequeñas, para pescar lo que era el sustento básico, luego nos vimos obligados a pescar con palangres y poco después "amb volantí"; las trabas fueron tantas que dejamos, después de más de treinta años, de "donar sa volta a s'Illa". Hoy todo son prohibiciones, hoy ningún chaval sabe lo que es "fer vorera", ni que es una "pijallida"… Acabarán conociendo las especies marinas en los acuarios.

Efectivamente, los cambios han sido muchos, incluso algunos de dudoso rendimiento.
Totalmente de acuerdo; una de mis aficiones es viajar, con apenas 27 años ya me había recorrido medio mundo y cuando viajo lo hago con los ojos abiertos, atento siempre a las pequeñas cosas; en cualquier país que se precie existe un equilibrio en lo que afecta al conservadurismo y a la producción, pero cuando éste no se da ocurre como en Cuba, un país que, a base de prohibiciones, ha perdido la alegría; pienso que no es este el sistema que quieren implantar, pero…

No, no creo que sea éste el modelo, pero ¿crees que este estado de cosas nos lleva a un preocupante "manfutismo"?
Total, nadie dice nada, corregiré y diré que solo unos pocos se implican; te pondré dos ejemplos, nos han construido una cárcel con la que nadie está de acuerdo, pero todos callamos, callan; cárcel que no sé si era o no necesaria, pero su ubicación es aberrante, en una carretera tan "viva" como es la de Maó-Sant Lluís. El otro "testimonio" es sobre la agricultura sostenible cuyo primer objetivo no es otro que el ser rentable, no coartar la libertad de los payeses que son los ecologistas por principio, pero con tantas trabas administrativas se ven abocados a dejar el campo porque ni es rentable ni tiene futuro.

Diré que te duele la situación en general, y que consecuentemente también te duele Menorca. ¿Es así?
Lo es; tanto la sociedad en general como Menorca, en particular, me "duelen" porque considero, desde una perspectiva progresista, que ambas están en manos de una minoría, no lo suficientemente preparada ni capaz de recolocarnos dentro de la zona euro.

Con una hija periodista, especializada en Economía y trabajando en "Expansión", ¿cuentas con "información privilegiada"?
No, ¡que va! Incluso en ocasiones ella es la que me pide que le informe de determinados asuntos relacionados con Menorca o Balears; y en el día a día, intercambiamos opiniones tanto con ella como con mi hijo que es ingeniero químico y con un Master en Dirección de Empresa, y que, además, es quien me ha permitido "fer de pagès" al hacerse cargo de mi anterior empresa.

Conozco algunas de tus aficiones favoritas, como la ópera, el fútbol, el baloncesto…
La afición por la ópera la heredé de mi padre, que le apasionaba; referente a dicha afición creo que puedo afirmar que no me he perdido ninguna de las representaciones de ópera programadas por Amics de s'Òpera y disfruto a rabiar, como cuando escucho, una y otra vez, mis piezas favoritas. También me declaro culé confeso y apoyo con todas mis fuerzas al Menorca Bàsquet.

Tu padre, ya que lo has mencionado y al que conocí, era una excelente persona.
Para mí el mejor padre del mundo; sencillo, sincero, leal… Me gustaría parecerme a él.

Y a Pasqual Maragall, ¿cómo lo definirías?
Al margen de la política como a un personaje entrañable, un amigo sensacional; el documental "Bicicleta, cullera, poma" es una aproximación muy sincera a la personalidad de Pasqual Maragall, una persona excepcional, un hombre bueno y libre.

El "fuego" prendió en Egipto, el mundo árabe está en ebullición. ¿Te preocupa el fundamentalismo islámico?
Como te he dicho me preocupa todo tipo de fundamentalismo, de ahí que el islámico no sea la excepción; pero repito, el fundamentalismo en sí, me preocupa y aterra.

¿Saldremos del bache?
Deseo que sí pero deberemos aplicarnos al máximo y no permitir que los que no entienden tomen las decisiones por nuestra cuenta, lo que equivale a decir que debemos ser protagonistas de nuestro propio futuro.

Y a la vida, en estos momentos de cierta tranquilidad, ¿qué le pides?
Parecerme a mi padre, aprender a vivir como él, y saborear las pequeñas cosas como él sabía hacerlo.

El gozar, el saborear tales cosas, las pequeñas cosas de cada día es una "ciencia", la que te proporciona el saber distinguir el "ser del tener".