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Autoficha
Me llamo David Vinent Pons, soy de Maó y tengo 28 años. Vivo en una casa de campo y trabajo como agricultor, una profesión que empezó mi padre y que yo he continuado. Entre mis aficiones se encuentran la caza y restaurar motocultores.

No es fácil encontrar gente joven que se dedique a la agricultura. ¿Le viene de familia?
He nacido y me he criado en una casa de campo. Toda mi familia ha estado siempre involucrada en ello y yo siempre tuve claro que quería continuar con el negocio que mi padre ha sacado adelante con tanto esfuerzo. Es cierto que cuando tenía 16 años trabajé pintando coches durante una temporada pero me cansé y volví a casa, allí no veía salida. Nos dedicamos al cultivo tradicional y, además de vender en los mercados de Maó, los domingos; Ferreries, los sábados; y Es Mercadal, en verano; nuestra producción va a un intermediario del Polígono.

¿Cómo va la agricultura actualmente?
Mal, y el futuro tampoco parece prometedor. Mi padre empezó con cuatro herramientas y vendía todo lo que sembraba. Ahora, las grandes superficies nos han hecho mucho daño porque venden productos de fuera, ellos tienen sus propios productores. Nos vemos apurados y con pérdidas. Creo que lo que haría falta es que las ayudas que nos dan la administraciones llegaran antes. Está bien que nos paguen un tanto por ciento de maquinaria o estructura pero pueden pasar casi dos años hasta que cobras ese dinero. Te ves obligado a pedir créditos y al final con los intereses que pagas, te quedas igual. Pediría que las ayudas fuesen más rápidas y que se realizaran más campañas que fomenten el consumo de producto local.

Hay quien no entiende por qué tiene que valer más un producto de aquí que uno de fuera. ¿En qué se diferencian unos de otros?
Lo primero es que los productos que yo recojo llegan frescos a las manos del consumidor porque lo más probable es que los cogiera el día anterior o esa misma mañana. Los de fuera han sido manipulados y pasan por cámaras. No pueden ir al mismo precio porque fuera se puede utilizar máquina para recolectar. Nosotros, por las características de nuestra tierra (tamaño de tanca, piedras...), lo tenemos que hacer a mano. Dedicamos el doble de tiempo y esfuerzo, no podemos competir con lo que llega de fuera.

¿Cuáles son sus planes de futuro?
Me encantaría comprarme un terreno como hizo mi padre de joven. Él se lo pudo permitir pero yo lo veo casi imposible con lo que ingreso y lo que se pide. Te ves muy limitado porque sabes que es probable que lo que siembres no lo podrás vender.