Chefs. Elisabeth Guillén y Mario Sandoval son los artífices del menú - Archivo

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Captar las sensaciones mediterráneas en cada bocado, recrear la tranquilidad isleña, regocijarse con el puro sabor de las olas, imaginarse la riqueza del campo o percibir una explosión de aridez como símbolo de la parte norte más abrupta.

Todas estos efectos son posibles con unos simples bocados que hablan y saben a Isla.
Y es que el cocinero Mario Sandoval, de prestigio nacional y reconocido con dos soles Repsol y una estrella Michelín, ha creado junto a la chef del agroturismo Sant Joan de Binissaida, Elisabeth Guillén, un menú inspirado en los sabores y las texturas de la Isla.

Los dos artistas de los fogones han confeccionado cinco originales propuestas gastronómicas que seguro van a deleitar a los paladares más sibaritas de la cocina creativa de primer nivel.

Esta iniciativa, que cuenta con el apadrinamiento de Mario Sandoval, permitirá posicionar la Isla y promocionarla a través de la gastronomía. Y es que las cinco propuestas culinarias serán servidas tanto en el restaurante madrileño de Sandoval como en el agroturismo menorquín, lo que, sin lugar a dudas, supondrá un "nuevo atractivo para captar un turismo de calidad", matiza el director general de Sant Joan de Binissaida, Harry de la Hera.

El exquisito menú incluye un monotemático de verduras de primavera. Representa esta estación en la Isla con un surtido de productos de la huerta. Las texturas de bacalao son una recreación del mar; Las tierras líquidas, un plato inspirado en la parte norte de la Isla, en las zonas arcillosas y que representa las épocas más difíciles. Es cocinado con gachas y trabajado con harina de almorta y huevos de corral. La isla de moluscos es un plato que respira puro sabor de olas del mar. Esta propuesta incluye una ensalada de algas, un tártar de gambas, mejillones, patitas de chipirón y berberechos culminando la construcción con un papel de algas que expresa el soplo del viento y las olas. El deshuesado de la tierra es un cochinillo de Menorca confitado y servido en taquitos acompañados de pistachos, lo que habla del verde del campo. Finalmente, chocolate en texturas, para concluir este paseo por los mejores recodos de la Isla con una explosión de sabores.