Actuación. El Conservatorio organiza audiciones para promocionar la tradición musical que existe en la Isla - Archivo

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El Conservatorio Profesional de Música y Danza de Menorca lucha por mantener vivo el latido de la música en un océano de dificultades. La melodía que sonará a partir de hoy entre las paredes del centro se enfrentará de nuevo a la dura tarea de la supervivencia. Hoy, las aulas se volverán a llenar de notas, compases, diapasones y mucha pasión por este arte que a pesar de registrar un incremento en el número de nuevos ingresos, un año más se verá envuelto en una situación complicada.

El curso en el Conservatorio de Menorca arranca con 250 alumnos, a falta de contabilizar el número de estudiantes que se examinaron la pasada semana en la convocatoria extraordinaria. De ellos, 158 músicos (74 en enseñanza elemental y 84 en enseñanza profesional) lo harán en Maó y los 92 restantes (55 en educación elemental y 37 en profesional) en Ciutadella. Este curso, se han iniciado en esta faceta musical más alumnos que en los últimos cuatro años, según indica el nuevo director del centro, Pedro Munuera. Y es que el Conservatorio registró en junio en torno a 65 solicitudes de nuevos ingresos. Según el máximo responsable, la mejor referencia para detectar este incremento es el curso de primero de enseñanza elemental que, este año lo iniciarán 42 estudiantes y en el ejercicio anterior lo hicieron 29 alumnos nuevos.

Esta cifra al alza se debe, en palabras del director, a la promoción desarrollada el curso pasado para dar a conocer el Conservatorio, con 33 conciertos pedagógicos a escuelas de Educación Primaria y Secundaria. También han ayudado, resalta, las audiciones y conciertos de final de trimestre. En este sentido, los instrumentos de viento han copado la gran mayoría de las solicitudes. Además, "siempre hay unas enseñanzas instrumentales que se mantienen en el 'top ten' y que son piano, flauta y guitarra". Se ha registrado además una demanda especial de trombón.

Este patente incremento agrava una situación, difícilmente sostenible y que ya acumula varios años, como es la falta de espacio en la sede de Maó. Munuera tiene claro que "no sacrificaremos la promoción musical por falta de espacio". Las consecuencias directas de esta situación se traducen en la inexistencia de un espacio de biblioteca -por lo que los alumnos deben hacer los deberes en el pasillo- y la sala del claustro de profesores se convierte en aula, como también ocurre con el despacho del director. Para Munuera no existe solamente un problema de espacio sino que "no tenemos adaptados los accesos para minusválidos y no hay aislamiento acústico ni térmico".

Para el director, quien tiene confianza y la esperanza puesta en las próximas reuniones que mantendrá con la concejalía de Educación del Ayuntamiento y con el Govern, desea ver "la primera piedra del nuevo edificio", aunque es consciente de las dificultades de llevar a cabo un proyecto, que puede ser otra víctima de la crisis. Además, ahonda en la necesidad de implantar un plan de emergencias, del que carece el edificio. El servicio de prevención de la Conselleria de Educación y Cultura elaboró en 2011 un informe en el que se esgrimen todas las carencias de la infraestructura en esta materia, "sin que el departamento autonómico se haya pronunciado aun al respecto", apunta.

Por otra parte, el Conservatorio no ha sufrido recortes en materia de profesorado. No obstante, la asignación presupuestaria que percibe el centro del Ejecutivo balear, sigue reduciéndose. Y las cifras son claras. El centro ingresó 23.125 euros en 2008. Cuatro años después, la aportación ha sido de 17.487 euros, es decir, un 24,3 por ciento menos. Este recorte presupuestario se salda con consecuencias importantes para el día a día del Conservatorio. El director, Pedro Munuera, explica que "la cuantía no da para pagar los seguros de los instrumentos". Esto significa que si alguno sufre un desperfecto, no hay cobertura. Además, el equipo directivo ni se plantea la compra de nuevos instrumentales.
Pero la situación va aun más allá. Y es que, la orquesta requiere de un espacio donde poder actuar. Para ello, el alquiler de una sala supone el desembolso de una cantidad importante que, "en estos momentos no podemos sufragar". Esta preocupación mantiene en vilo a la directiva quien espera encontrar con la administración una solución al respecto puesto que, en caso contrario, "no podremos ofrecer actuaciones".

Sede de Ciutadella
En Ciutadella la situación es totalmente distinta. La sede es nueva. "Ahora nos sentimos como en casa", asevera la secretaria, Adelaida Ponsetí.

No obstante, existe un salón de actos que comparten con el instituto Josep Maria Quadrado y que, aunque es un espacio ideal para las audiciones, de momento, carece de sillas.

A su vez, resta aún por solucionar un problema de insonorización.