Sergi Marí - Javier

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Hay quienes desconocen, o aparentan desconocer, lo que el relax significa, a ellos les entusiasma el movimiento, el no parar, ir abriendo puertas para con ello ampliar sus conocimientos y dar rienda suelta a su inquietud. Es gente que siempre intenta dar un paso más, poner el listón unas centésimas más arriba, no por afán exhibicionista, sino porque les sale de dentro, impulsados por su inconformismo.

Sergí Marí Pons está en la nómina de tales personajes. Economista, político, con un amplio curriculum aventurero, ha irrumpido en el mundo teatral, primero como actor, luego como director, tras haber cubierto un duro aprendizaje, primero aquí, con Pitus Fernández, y luego en la Ciudad Condal, en la Escola de Teatre de Barcelona, y en Francia, en la Universidad Nueva Sorbona Paris III.

En alguna ocasión lo hemos comentado, por ello no ignora que siempre le he considerado como el líder natural para encabezar un movimiento de izquierda moderada y 'asaltar' el Consell o el Ayuntamiento de Maó. Pero sus últimos movimientos, como si estuviéramos disputando una partida de ajedrez, me han descolocado.

¿Qué ha sucedido? ¿Ha dicho 'no' a la política?
En realidad creo que ya asumí este rol cuando me presenté para el Senado encabezando la candidatura de la izquierda liberal, aventura que finalizó el día en que no salí elegido.
Momento ese en el que dije que dejaba la política, aunque debo matizar, porque como decía "Guti" (Antoni Gutiérrez Díaz), "De la política no te vas, te echan", y además añadiré que la situación actual me ha llevado a confiar mucho más en las asociaciones cívicas, o movimientos ciudadanos, que en los propios partidos políticos.

Cuando en las elecciones de 1995 encabezó la lista municipal de Esquerra de Menorca (EM-IU) el propio PP decía de usted que era un candidato muy preparado pero poco conocido.
Efectivamente, era poco conocido, habida cuenta de que había estado siete años en Barcelona y cinco en el Parlamento Europeo, pero mi compromiso con Izquierda Unida-Els Verds hizo que aceptara la oferta para encabezar lo que usted ha llamado el 'asalto' al Ayuntamiento de Maó.

Los pronósticos se cumplieron, solo salió usted y Antonio Casero, un veterano 'rockero'; posteriormente y tras su dimisión, Chelo Catchot y Rubén Marí, les sustituyeron. Nosotros, digo nosotros porque yo estaba en la lista de Arturo Bagur, obtuvimos diez acreditaciones y ocho el PP, completando los 21 elegidos Pilar Pons, del PSM. Mi pregunta es ¿hubo un intento de formar una triple alianza y desbancar al PSOE?
No, en absoluto. Lo que ocurrió es que el PSOE venía de una mayoría absoluta y nosotros, los tres grupos, reclamamos unas nuevas formas de actuación. Recordará que el PP estaba encabezado por Paco Tutzó, un demócrata reconocido, con amplia hoja de servicios y lo que pretendíamos era una mayor fluidez" informativa, de hecho, una vez aprobado el reglamento interno, las aguas volvieron a su cauce e incluso apoyamos sus presupuestos, extremo que recordará sobradamente.

Diré que sí … usted acababa de llegar de Bruselas, tras una etapa en el Parlamento Europeo creo que como secretario del eurodiputado catalán Antonio Gutiérrez Díaz. ¿Qué recuerdos guarda de aquella etapa?
En realidad no era secretario del "Guti", era administrador y asesor del Parlamento, vinculado a la Comisión de Política Regional, de la que Antoni Gutiérrez era el presidente. ¿Recuerdos? Muchos e importantes, fue un periplo interesantísimo con Jacques Delors al frente y en que se pusieron las bases de lo que es hoy la Unión Europea. El Tratado de Maastricht, en fin todo lo que supuso las estructuras funcionales de la UE y que ahora habría que completar con la unión fiscal.

¿Se ha arrepentido de haber dejado Bruselas y haber regresado a Menorca?
Sí, pero en momentos puntuales; en general no, porque la decisión que tomé estaba muy meditada y de antemano asumida.

Rebobinemos: colegios, estudios, carrera en Barcelona y demás.
Estudié la EGB en Sa Graduada, en unos años en los que la ilusión era la nota característica del centro. María Cerezo Mir era la directora y de los profesores recuerdo a Murillo, Caymaris y Tudurí; luego pasé al instituto, en un momento en que se respiraba un ambiente muy politizado. Durante ese periodo y por exigencias del guión, estudié el BUP en horario nocturno, de 16 a 20 horas, ya que por la mañana trabajaba. El COU lo hice en jornada diurna, hasta que en el año 1980 marché a Barcelona.

Para estudiar Económicas.
Efectivamente, en la Universidad Autónoma cursé la carrera, luego el Patronat Català per Europa me concedió una beca, que fue una de las primeras que se concedían, lo cual me permitió estudiar en la Universidad Libre de Bruselas. También estudié un postgrado sobre Política Europea y al regresar estuve dos años de profesor en la Autónoma, hasta que acepté una oferta para convertirme, como personal de confianza, en asesor económico del presidente del Consell, en aquel momento Tirso Pons; cargo en el que estuvo solo un año.

Un curriculum académico interesantísimo y posterior incursión en el mundo de la política, primero europea, y luego local… pero de repente suelta amarras e inicia la aventura del teatro.
En el año 2.000 solté amarras centrándome más en Menorca, concretamente en los problemas medioambientales ocupando la dirección del Observatorio de Medio Ambiente, además y por espacio de cuatro años fui presidente del GOB, del que sigo formando parte de su directiva. El salto al mundo del teatro lo realicé como actor aficionado bajo la tutela de Pitus Fernández. En realidad lo de actor era una de mis ilusiones y afortunadamente la llevé a cabo junto a un auténtico hombre de teatro como es Pitus, y viéndole dirigir me percaté de lo que significa ser director, trabajo que me fascinó y…

Quiso añadir una profesión más a su vida.
Sí y volví a Barcelona para reemprender mi etapa de estudiante, en esta ocasión en la Escola de Teatre, hecho que se produjo en el año 2009. Luego proseguí mi aprendizaje en París, en la Nueva Sorbona, la Universidad París III, donde me especialicé en teatro clásico, que es el que me apasiona.

Y como director ¿a qué aspira?
En primer lugar a ofrecer las obras más importantes del teatro clásico catalán.

Recientemente y en Ciutadella, ha presentado con muy buena acogida "Lucrècia", de Joan Ramis i Ramis. ¿Para cuándo en Maó?
Los días 26 y 27 de este mismo mes de octubre, e incluso, y si la afluencia de público es la deseable, también la representaremos el domingo día 28.

¿Afluencia de público?
Si, ten en cuenta que el aforo queda reducido a 150 localidades porque el montaje es algo diferente; el público rodea a los actores, es como una inmersión de todos, el espectador cobra mayor protagonismo que en las puestas en escena habituales.

¿Por qué ha elegido para su debut como director precisamente "Lucrècia"?
Por muchas razones, "Lucrècia o Roma libre" es, si no la mejor una de las mejores obras de teatro en catalán. Está muy bien trabajada, espléndidamente elaborada e incluso en algunos aspectos resulta insólito cómo desde Menorca Joan Ramis i Ramis supo abrirse al mundo y ofrecer una tragedia sobre los valores republicanos de Roma, que con el paso del tiempo se tradujeron en unas demandas políticas que, en la práctica, marcaron el paso de la Edad Moderna a la contemporánea.

Pero también, como me ha dicho, "Lucrècia", su puesta en escena, es un reto.
Sí, porque es la primera vez que se presenta al completo. En Palma se hizo una adaptación de la obra original y aquí se presentaron varias partes -trozos- de ella, pero no al completo, pero también es un homenaje a Joan Ramis i Ramis, aunque llega con 243 años de retraso. Homenaje del todo justificado, porque como señala Jaume Gomila Saura, es "l'obra teatral més important de la literatura catalana setcentista".

Y con actores menorquines …

Sí, de los cinco personajes cuatro son menorquines, el quinto es mallorquín, que sustituye a Jaume Gomila… actores menorquines profesionales, porque en Menorca estamos acostumbrados a que en el mundo operístico contemos con cantantes de primer nivel, profesionales, pero también hay actores que residen fuera de la Isla por razones obvias y ejercen, profesionalmente, de actores.

¿El público acepta la obra?

Mucho, el público revive la historia y recrea el trayecto que va desde el siglo XVIII hasta Roma, en un mirada que busca la recreación de una de las leyendas fundacionales de la república romana, el mito de Lucrecia.

También me han comentado el buen hacer de los actores.
Trabajamos a fondo para conseguir la mejor puesta en escena, yo diría que ha sido un trabajo muy duro llevado a cabo con esfuerzo y con un resultado muy positivo.

A nivel personal le sigo viendo con la misma ilusión que siempre pone en sus trabajos, ¿me equivoco?
Pienso que no, en todo cuanto hago me entrego al máximo, con ilusión, porque de lo contrario no me sumergiría, palabra que usted suele usar frecuentemente, en ello; además el teatro desata la ilusión, ilusión que debe ser contagiosa.

Sin embargo me imagino que la política le seguirá apasionando ¿es así?
Las dos cosas, es decir, me apasiona y me desencanta. Los partidos políticos me han decepcionado pero creo en lo que pueden hacer los ciudadanos; hoy por hoy confío más en las asociaciones cívicas, ciudadanos, que en los propios partidos políticos, y me preocupa, porque deberían ser estos quienes canalizasen las aspiraciones de la ciudadanía.

Para usted, y sin profundizar excesivamente en ello, ¿qué pecado ha cometido la actual clase política?
Si profundizáramos tendríamos que redactar todo un tratado, pero señalaré uno que es un reflejo fidedigno de la realidad imperante: haberse creído poseedores de la verdad y, en base a ello, convertir lo que es de todos en algo que solo atañe a una clase.

Interpreto que es como decir: "Hacer oídos sordos".
Efectivamente, no escuchar las demandas de los ciudadanos y creerse poseedores de la verdad única, ser como "un dios menor", cuando solo son "pueblo".

Según las encuestas, el paro, los problemas económicos y los partidos políticos son las tres preocupaciones más importantes para los españoles, ¿lo son también para usted?
Yo incluiría el paro dentro de los problemas económicos, porque si estos se solucionaran el paro se reduciría; sin embargo debo añadir que el paro es lo que más me preocupa, porque al hablar de él hablamos directamente de personas, de familias… también apuntaré que la Unión Europea tiene los suficientes mecanismos para, si no solucionar, al menos aliviar los problemas económicos. De los partidos políticos no cabe ni hablar, creo que todo está dicho, aunque apuntillaré que precisan, urgentemente, de un cambio en sus estructuras internas.

Europa, la del euro, la que conoció en sus inicios, ¿debería apoyarnos más?
Por descontado. Ya he dicho que ahora es de vital necesidad llegar a la unión fiscal, pero también es necesario que Europa comprenda que todos estamos en el mismo barco, que la política de que "cada palo aguante su vela" es irracional y que demuestra que no está a la altura de las circunstancias y que se olvida de que si un país miembro se hunde, las consecuencias serán catastróficas para todos.

Como valor a recuperar ¿cuál elige?
Los economistas somos partidarios de la austeridad. Yo, en estos momentos la elegiría porque su ausencia, gastar a manos llenas, nos ha llevado, en parte, a la realidad actual.

Aunque sigue siendo un 'animal político' creo interpretar que actualmente el teatro le hace vibrar más que la política ¿acierto?
Del todo, mis motivaciones actuales me llevan al teatro, y en este momento concreto, hacia la puesta en escena de "Lucrècia", que como le he dicho es un reto pero también un homenaje, con retraso, a Joan Ramis i Ramis.

Un retraso de 243 años… y a la vida, con este estreno por delante y otros muchos por llegar, ¿qué le pide?
Que recuperemos, como ya he señalado, el valor de la austeridad y que seamos capaces de "aprofitar el que cada moment ens depara".

Y que "l'esperit enciclopedista" de "Lucrècia" sirva para abrir nuevos horizontes de cultura y refuerce nuestro talante integrador.