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Yo diría que ella, con sus cuadros y grabados, y su forma de ser, ha correspondido sobradamente a cuanto ha recibido... aquel romance que se inició en 1977 permanece vivo.

-¿Cuándo llegaste a Menorca?
-Después de la Semana Santa del 77, sin saber por cuanto tiempo iba a permanecer aquí, pero desde el primer momento me sentí muy bien acogida y me quedé.

¿Cuál fue el motivo de venir a la isla?
-En los años 70 Brasil era un país tercermundista, aunque Sâo Paulo ya contaba con ocho millones de habitantes, pero yo buscaba un lugar más tranquilo y estando en Barcelona oí hablar de Menorca y en 1966 vine de visita, con Jaime Salvador y tras comprobar como era vuestra isla regresamos a Barcelona para prepararlo todo para el traslado y lo que sería, en el futuro, nuestra casa.

Recuerdo aquella etapa inicial, érais un grupo de artistas, tú, Salvador, Marcel Villier y algunos más, Pepe Vives era vuestro guía, ¿Lo recuerdas tú también?
-Por supuesto, porque desde el primer momento me sentí muy bien acogida, como si fuera uno de los vuestros.

Yo de ti diría que eres la artista de la sensibilidad, de la belleza sencilla, simple, pero tú, ¿Cómo te definiste?
-No sé, pero diría que mi obra, mis cuadros es lo que me define como artista e incluso como persona; es cierto que soy sensible y amo a la vida y con ello me siento libre y viva, capaz de trasmitir mis emociones.

¿Qué prefieres? ¿Pintura, en sus diversas modalidades, o grabado?
-No tengo preferencias, las dos cosas me atraen y me ofrecen la oportunidad de crear; incluso me atrae el trabajo manual que ambas conllevan, aunque no siempre acierto y he de dejar lo iniciado a medido camino, igual que ocurre en la vida que no todos los «compartimientos» se cierran.

Recuerdo que hubo un tiempo en que te dedicaste a la decoración.
-Sí, pero por poco tiempo; fue como una experiencia que asumí por amistad y por estar en el lugar adecuado en el momento preciso.

36 años es toda una vida, Menorca ¿Qué te ha dado?
-Mucho, muchísimo, toda la vida que he llevado y llevo; los menorquines desde el primer momento me acogisteis muy bien, con cariño y respeto, algo que te permite seguir siendo tu misma, porque no te coartan, sigues siendo libre, repito tú misma.

El cambio de residir en una gran urbe a hacerlo en una isla tan reducida como la nuestra, ¿No te produjo ningún trauma?
-Ninguno, Menorca es pequeña pero forma un gran continente, porque nunca acabas de conocerla del todo, siempre descubres algo nuevo.

A veces me pregunto si tu sensibilidad es fruto del mestizaje ... padre japonés, madre brasileña, o al revés.
-El mestizaje es de por sí enriquecedor, pero no es mi caso, ya que mis padres los dos son japoneses.

En ocasiones pienso, no se si tú opinarás igual, que el futuro de nuestro mundo está en aunar las diversas culturas, para armonizarlas entre sí.
-Por supuesto y sobre todo no discriminar ningún ser humano por el motivo que sea, y hago extensivo éste pensamiento a otros campos de la sociedad, no solo al de la cultura.

¿En qué crees?
-En la vida, en el hombre y en lo importante que es el amor, como el respeto o la tolerancia; en cambio desconfío, porque me aterra, de las «dictaduras» que generan el afán por atesorar dinero, cuanto más mejor, o acceder al poder; todo esto me produce una gran tristeza porque creo que con menos todos podríamos vivir mejor.

En todo este «gran paquete» que te entristece entiendo que está la codicia, la explotación del hombre por el hombre, el hambre que padecen muchos seres humanos, niños, ancianos, jóvenes ...
-Si, incluso podríamos ampliar la lista porque hay tantas cosas repudiables que, de liberarnos de ellas, el mundo sería muy diferente y mucho mejor.

¿Más humano?
-Por supuesto porque habríamos aprendidos a compartir y a amar.

Para ti, ¿Qué significa la palabra amistad?
-Definir lo que la amistad significa para mi me resulta muy difícil; en ocasiones recurre a las metáforas para definir algunas cosas ... ahora es un momento para ello, cuando llegué a Menorca, con dos niños pequeños, vosotros, Carmina tu mujer y tú mismo, me abristeis las puertas de vuestra casa, sin más, sin conocernos y desde aquel momento se estableció entre nosotros una relación de amistad, que a pesar de las «convulsiones» siempre hemos mantenido; puede que esta sea la mejor forma de definir la amistad.

Recalar en Menorca, un lugar cerrado, ¿Ha representado dar un paso atrás en tu carrera de artista?
-No, de ninguna manera, incluso afirmaré que estoy muy contenta con todo el camino que he ido recorriendo; me gusta, en la «carrera de la vida» poder elegir, y lo hago intentando siempre elegir bien y libremente.

Sentirte coaccionada no va contigo.
-No, explorar por mi misma, aunque valoro muy positivamente el valor del grupo y de los amigos.

¿Con cuántos años dejaste Brasil?
-De lo que hace muchos años, demasiados... con 28.

Los menorquines, desde tu perspectiva, ¿Cómo somos?
-Con mi experiencia a cuestas solo puedo afirmar que sois personas especiales, atentos, respetuosos ... con dos niños pequeños me instalé en «Sant Climent» y desde el primer momento me sentí acogida; en ningún momento noté rechazo alguno, la gente de «Sant Climent» siempre sintió un gran interés para conmigo, pero sin agobiarme, permitiéndome mantener mi propio identidad.

¿Alguno de tus tres hijos reside en Menorca?
-Dos, la mayor y el pequeño.

¿Qué lanzarías desde la ventana de un quinto piso?
-La codicia de todos aquellos que buscan el poder y el dinero, pisoteando a todos aquellos que se interponen en su camino; también lanzaría a los explotadores, a quienes hacen un uso abusivo del planeta sin mirar el futuro ... la explotación en todas sus manifestaciones, la codicia y otras muchas cosas negativas me causan un profundo dolor, una gran tristeza.

Como las guerras, o el llanto de los que sufren.
-Efectivamente, hay demasiadas viudas, demasiados huérfanos ocasionados por las guerras que solo buscan el bienestar de unos pocos, de los poderosos, de los «señores de la guerra», por ello deseo ardientemente que «estalle la paz».

Mitico, ¿Te sientes feliz?
-Sí, porque soy y me siento libre; me gustaría que la Humanidad, toda ella, se sintiera «bien en su propio sitio», que no sintiera la necesidad de «cabalgar» con el poder, con el dinero, sino que fuera capaz de compartir, de sentirse libre y feliz sin necesidad de pisotear a nadie, sin necesidad de abusar en busca de un mayor bienestar manufactura, es decir, no natural.

Mirar el cielo para ti debe ser un espectáculo maravilloso.
-El firmamento, la tierra, todo el planeta tiene cosas maravillosas, sin necesidad de especular, solo con abrir los ojos y el corazón.

Como has dicho, ser y sentirse libre ... y a la vida, ¿Qué le pides?
-Me he acostumbrado a «fluir» como un barquito de papel sobre las olas del mar y mantener los ojos abiertos, ¿Qué más puedo pedir?