La nueva centenaria estuvo rodeada de la gente que más quiere en una jornada tan especial | Paco Sturla

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Rafaela Pons Florit lucía ayer, el día en que alcanzó los cien años de edad, su mejor sonrisa. Razones de sobra tenía para ello, ya que lo iba a celebrar rodeada de sus seres más queridos y con un estado de salud envidiable. El número 50 de la calle Fred de Ferreries se convirtió en una auténtica fiesta para rendir homenaje a una persona muy querida en el municipio, y a la que muchos se refieren con cariño como s'àvia Coca.

Confiesa Rafaela que «gracias a Dios» se encuentra con fuerzas y la salud le respeta. Presume de que pese a su edad, «nadie se tiene que quedar a dormir conmigo por las noches». Y es que la abuela del municipio vive sola y se vale por sí misma para prácticamente todo, encargándose todavía de tareas domésticas como lavar la ropa, tender o planchar. Eso sí, siempre bien supervisada por su extensa familia, cinco hijos que le ha dado 11 nietos, 13 bisnietos y uno más que está en camino.

Sobre el pasado, recuerda Rafaela con cariño su época de niña, cuando jugaba en la calle con sus amiga. El presente lo afronta con ilusión y disfruta de sus plantas y de escuchar la radio. Su cansada vista ya no le permite ojear «Es Diari», pero su familia lee en voz alta las noticias para ella. La televisión es otra de sus aficiones, especialmente los concursos como Pasapalabra, y los partidos de fútbol, en particular si juega el Real Madrid.

Comenta su hija, Nina Coca, que actualmente es la única centenaria de Ferreries. Por ello el Ayuntamiento le obsequió con una reproducción enmarcada de su partida de nacimiento y una actuación del grupo Aires des Barranc d'Algendar a la puerta de su casa y a la que se sumaron muchos vecinos.