La marcha desde la rotonda del llargandaix cortó momentáneamente el acceso al polígono y los coches tuvieron que ser desviados | Gemma Andreu

TW
97

Poco más de un centenar de personas lograron ayer a lo largo de aproximadamente una hora ralentizar el tráfico en la carretera general y también cortarlo durante unos cinco minutos, alrededor de las doce del mediodía, ante la mirada de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que acudieron a regular la circulación y que negociaron con los manifestantes el desarrollo pacífico de la protesta.

El corte de la Me-1 fue más bien testimonial pero desde luego los que acudieron a la marcha lograron su objetivo: dejar constancia de su rechazo a las obras de ampliación de la 'general' entre Maó y Alaior y acaparar la atención del destacamento de Tráfico, que desplazó al lugar hasta cuatro coches patrulla, una furgoneta y también agentes motorizados. No hubo presencia de la Policía Nacional pero sí de dos coches patrullas de la Policía Local de Alaior, que limitó su vigilancia a la zona de su competencia, la vía de acceso a la población desde la carretera general.

La manifestación partió como estaba previsto de la rotonda del llargandaix, en la entrada del polígono industrial de Alaior, cerca de las 11.30 horas, bajo el eslogan de «Qui estima Menorca no la destrueix» que se leía en la pancarta de la cabecera de la manifestación, que no fue convocada por una plataforma concreta y a la que se llamó durante la movilización del pasado día 28 en Maó.

A pesar del desmarque de organizaciones como Sos Menorca, GOB y Menorquins pel Territori, cuyos simpatizantes en todo caso acudían a título particular, el acto reunió suficientes personas como para requerir la vigilancia de Tráfico por motivos de seguridad.

La vía de acceso a Alaior por el polígono quedó cortada mientras el grupo avanzaba hacia la Me-1, momento en el que los coches se tuvieron que desviar hacia el siguiente acceso a la localidad. Al alcanzar la salida a la 'general' los manifestantes fueron instados a recorrer el tramo hasta La Argentina, donde se proponían cortar la carretera, por el arcén. Así lo hicieron y finalmente protagonizaron una sentada a la altura del Camí de Loreto, previa conversación con el capitán de la Guardia Civil y controlados por los agentes.

Los manifestantes, pese a que en algún momento se resistían a seguir las instrucciones de los agentes, durante toda la marcha se comportaron de forma cívica y sin que se registrara ningún tipo de incidente, coreando consignas contra la obra y el gobierno del Consell.