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Ningún estudio de los realizados hasta la fecha en el vertedero de Milà advierte de altos niveles de contaminación de los acuíferos que puedan poner en peligro a la población menorquina.

Los controles regulares llevados a cabo durante los dos últimos años en los cinco pozos existentes en el perímetro del basurero han dado, al menos, en diez ocasiones niveles de conductividad (carga contaminante) ligeramente superiores a los indicadores de referencia. Pero, salvo la clausura preventiva de las celdas III y E, el Govern no ha tenido que tomar medidas de excepción.

El laboratorio de PIME ha analizado en 2013 y 2014 las muestras obtenidas de cuatro de los pozos. Los numeros 4 y 5, los más próximos a la zona recientemente ampliada, han marcado estos registros en enero y octubre de 2014, coincidiendo con la aparición de las primeras filtraciones y el estreno de la nueva área de vertido.

También se han analizado los pozos 1 y 2, situados en la base del talud frontal de Milà I, el primer terreno que se explotó como vertedero. Y, aunque han arrojado también niveles contaminantes, un estudio realizado en octubre por la empresa vasca Lurgintza concluye que estas aguas subterráneas «no suponen ningún riesgo para la salud humana». Y eso es así porque, aún cuando contienen más coliformes fecales de lo habitual, ninguno de sus valores superan los del estándar holandés 'Intervention values', utilizado en esta ocasión como referencia.

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Lurgintza puso en marcha esta investigación tras concluir en un informe previo, en junio, que el problema ahora detectado en la zona ampliada «no es únicamente responsabilidad de la recarga que supone el área expuesta de Milà II». En su opinión, «no se puede asegurar que incluso con el vertedero de Milà II sellado y clausurado se hubiesen evitado los fenómenos de presión» de las aguas subterráneas que han roto el sistema de impermeabilización.

Por eso, previo encargo del Consorcio de Residuos, buscó el origen de los lixiviados generados por el vertedero de Milà I, y halló una sola salida de estos líquidos resultantes de la basura. La calidad del agua de las dos captaciones más próximas «es muy mala, con elevados contenidos en cloruros, sulfatos y conductividad», e incluso el pozo 2 presenta «una potencial contaminación por lixiviados» mayor que el 1. No obstante la «carga contaminante» ha experimentado «una clara disminución» desde que en julio de 2013 se realizó un drenaje para separar el vertedero Milà I de Milà II, aún activo.

Además, precisa el estudio de Lurgintza, la contaminación en este punto solo es «puntual y no existen zonas sensibles en el entorno que puedan verse afectadas».

En cualquier caso, las analíticas definitivas de las muestras que técnicos del Govern tomaron hace 15 días y cuyo resultado se conocerá esta semana determinarán cuál es el nivel actual de contaminación en Milà. Las pruebas serán remitidas de inmediato a la Fiscalía General del Estado, que ha abierto un expediente al respecto.

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