Binicodrell de Darrere está muy cerca del municipio, es terreno urbano y tiene fácil acceso. | Kika Triay

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Hacía ya años que el Ayuntamiento de Es Migjorn Gran sondeaba la posibilidad de adquirir Binicodrell de Darrere. Se trata de una propiedad interesante por su ubicación prácticamente integrada en el núcleo urbano, sus posibilidades repartidas en 800 metros cuadrados construidos y más de 4.000 metros cuadrados de parcela, su proximidad extrema a yacimientos arqueológicos y su carga simbólica como parte de la historia del municipio. «Ha sido una negociación con mucho sentimiento», afirmaba ayer Joan Santaló, propietario de la finca junto a una hermana, y que ayer firmó con el alcalde Pere Moll el acuerdo por el que vende la casa al Ayuntamiento a cambio de dos parcelas en Santo Tomás y 150.000 euros a abonar en cinco anualidades. Está satisfecho del uso que puede llegar a tener, de que sirva al pueblo. Santaló explica que Binicodrell de Darrere era la casa principal de una extensa finca que abarcaba desde la costa sur hasta Es Mercadal en la parte oriental de Es Migjorn Gran, posteriormente fragmentada en una docena de binicrodells. Se remonta a la época musulmana, y su aún propietario (hasta pasar por el notario) afirma que fue la primera casa de lo que ahora es el pueblo. Pasó a manos de frailes agustinos en el siglo XVII (1624), que instalaron años después allí un oratorio donde acudían los vecinos de los alrededores para escuchar misa. Linda, a tiro de piedra, con dos talaiots. Por este motivo, y porque Es Migjorn Gran es tierra fecunda en este tipo de bienes, Pere Moll ha propuesto a la consellera Maruja Baíllo y al presidente Santiago Tadeo que una de las dependencias de la propiedad pase a ser la sede insular de la Menorca Talayótica. Queda a la espera de respuesta. Este y el resto de usos serán debatidos en breve con los vecinos del pueblo. El Consistorio propone también habilitar un museo sobre las fiestas patronales. De los vecinos se espera también que contribuyan a la reforma de Binicodrell de Darrere. Pere Moll explica que en apenas unos días se empezarán a realizar gestiones para constituir un grupo de voluntarios que pueda asumir la rehabilitación, al menos las partes que estén a su alcance, al estilo de que lo que se ha hecho en la Illa del Rei, los molinos de Es Castell o algunos caminos rurales. El Consistorio aportará el material, al tiempo que se mueve para localizar programas de ayudas de distintas administraciones a las que pueda acogerse con este fin.