También en Menorca. La aplicación desarrollada por Lopera y presente en Menorca Millennials se puede emplear en algunos cajeros de bancos de la Isla | A.R.

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Álex Lopera lleva la emprendeduría en las venas. Cuando estaba en el instituto, este joven de Sabadell se pasaba el día investigando en internet sobre temas relacionados con start-ups y acabó descubriendo la Kairos Society, una red internacional de captación de talento emprendedor. Se puso en contacto con ellos y a los pocos meses se convirtió en el presidente de la organización para España, cuando ni siquiera había empezado la universidad. «Estudié Derecho porque creía que me podía dar unas bases para trabajar, aprender a gestionar las relaciones con las personas, pero prácticamente no pasé por la facultad», reconoce Lopera, graduado en Derecho por Esade (Barcelona).

A mitad de la carrera, en 2012, Álex asistió a un congreso de la Kairos Society en Nueva York y se quedó impresionado al conocer a jóvenes de su edad o más jóvenes que ya estaban montando empresas. «Eran empresas con un impacto real en la sociedad», recuerda. Desde entonces, Lopera tuvo claro que quería emprender. Al llegar a Barcelona empezó a trabajar para unos emprendedores catalanes que habían creado una nueva red social. «La start-up acabó cerrando, pero aprendí mucho», dice Lopera.

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Descartada la opción de buscar un trabajo convencional en una empresa - «la autoridad y yo no nos llevamos muy bien», admite – Lopera empezó a implicarse cada vez más con la red de emprendedores de la red Kairos. Uno de ellos era su amigo del colegio Borja Rossell, que intentaba diseñar un cajero automático que permitiera realizar transacciones con bitcoins, la moneda virtual de internet. La idea le cautivó y acabaron asociándose. «Básicamente era un cajero para poder ingresar euros y comprar bitcoins, o viceversa», explica Lopera, co-fundador de BTCPoint, una de las 20 start-ups participantes en el programa Menorca Millennials, que terminan el miércoles. Poco después de crear BTCPoint, Lopera convenció a sus socios para presentarse a un prestigioso programa de aceleración de start-ups en San Francisco (Boost VC) «y nos eligieron», recuerda, orgulloso, este joven emprendedor, que se pasea por el campus de S'Algar arrastrando las abarcas.

La estancia en la aceleradora de Silicon Valley sirvió a los fundadores de BTCPoint para definir el nuevo modelo de negocio de la empresa, que hasta ahora se había centrado en el diseño y fabricación de cajeros automáticos para bitcoins. «Vimos que si nos dedicábamos al hardware sería muy difícil hacer escalable el negocio, así que optamos por empezar a desarrollar un software que pudiera integrarse con la red de cajeros de bancos ya existentes», explica. En San Francisco ficharon a un nuevo socio, un informático catalán fuera de serie, que ha colaborado en el desarrollo del software, que permite integrarse a las aplicaciones internas de los bancos y realizar operaciones con bitcoins desde sus cajeros de forma instantánea, desde la compra de moneda virtual a la realización de pagos con ella. En estos momentos, un bitcoin oscila sobre unos 240 euros y puede adquirirse en diversas casas de cambio online.

«Estamos presentes en 12.000 cajeros en toda España – incluida Menorca- y en 4.000 en Polonia, aunque todavía es una prueba piloto», explica Lopera. A finales de año esperan poder cerrar una ronda de inversión para expandir el negocio a nivel internacional y estos días en Menorca le han servido para reflexionar sobre los nuevos pasos a tomar en el negocio. «Estamos seguro de que el mercado de bitcoins va a crecer. Es una moneda más transparente, no requiere depositarla en un ningún intermediario, como un banco. Tus bitcoins quedan guardadas en un monedero virtual, encriptado, en internet», explica Lopera. Esto supone grandes ventajas, según el emprendedor: «Por ejemplo, si tienes un problema con la compañía de la luz, no podrán embargarte la cuenta bancaria. También garantiza mejor la trazabilidad de las transacciones, haciendo muy difícil el blanqueo de capital», dice Lopera. La start-up acaba de abrir oficinas en Barcelona, aunque en setiembre el equipo regresará a San Francisco para preparar reuniones con inversores.