Los tres amigos y socios en la empresa, en un momento de descanso en S’Algar | A.R.

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Matías Nisenson y Luciano Bertenasco eran compañeros de colegio en Buenos Aires y los dos se aburrían mucho en clase, así que con quince años decidieron montar una empresa de software. «No lo hicimos por dinero, sino para divertirnos. Nuestro primer cliente estaba a una hora y media de viaje y le íbamos a visitar para cobrar solo 20 dólares», recuerda Nisenson acariciándose la barba y disfrutando del sol de primera hora de la tarde en S'Algar.

Matías y Luciano, 'Lucho', forman parte del selecto grupo de emprendedores que participan en la primera edición de Menorca Millennials, un programa que reúne desde el pasado 4 de junio en el hotel S'Algar a 20 start-ups tecnológicas e inversores de primer nivel mundial. A pesar de su corta edad, la empresa de software creada por Lucho y Matías fue creciendo y pronto empezaron a tener clientes más grandes. Sin embargo, a ellos les resultaba cada vez más complicado gestionar un equipo de empleados que encima les doblaba la edad. «Nos pasábamos por la oficina al salir de la escuela y ellos llevaban trabajando todo el día», recuerda Nienson.

Cuatro años después, decidieron cerrar la empresa y aceptar una beca de una escuela de negocios de Buenos Aires para estudiar Emprendeduría. «Dejamos las clases al cabo de un año porque no aprendíamos casi nada, lo habíamos experimentado todo», comenta Nisenson. Lo que les pedía el cuerpo era nuevos retos, así que los dos emprendedores argentinos decidieron crear a la vez una marca de ropa, Walkin Berlin, y una empresa de software aplicada a la gestión de las redes sociales, Tiempy. «No sabíamos nada de logística ni del sector textil, pero sorprendentemente la marca de ropa es la que funciona bien y nos da dinero», ríe Matías.

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Lo más difícil, pues, era que arrancase Tiempy, una herramienta con la que pretendían de alguna forma unir y controlar el abanico de redes sociales existentes: Facebook, Youtube, Linkedin, Twitter... «El resultado fue una plataforma tan difícil de usar que nadie la utilizaba», recuerda. La prueba definitiva de que la herramienta era demasiado complicada fue una llamada de Rubén, un obrero de una fábrica de automóviles que había perdido su trabajo después de romperse una pierna. Rubén quería intentar ganarse la vida ayudando a los establecimientos de su barrio a tener presencia en las redes sociales y quiso utilizar Tiempy, pero no logró entenderla. Los emprendedores le prometieron a Rubén que en dos meses tendrían la plataforma rediseñada para que fuera accesible para cualquier persona.

«Queríamos que Tiempy fuera la manera más fácil y simple de administrar las redes sociales y organizar las publicaciones por fecha y hora», explica Niesenson. El equipo, que contaba con un nuevo miembro, Ramiro Manzolido, diseñador gráfico y amigo de la infancia de Matías, se volcó en el rediseño de la nueva plataforma y conseguir que fuera más simple que la de sus competidores, como Hootsuite o Buffer. Creen que lo han conseguido . «Rubén lo está utilizando y ya tiene diversos clientes en su barrio», explica Matías.

Antes de llegar a Menorca, los cofundadores de Tiempy fueron seleccionados para participar en StartupChile, un programa de aceleración de empresas organizado por el gobierno chileno, que les financió con 40.000 dólares. El objetivo de los emprendedores es ahora levantar una ronda de capital de medio millón de euros para financiar la expansión del negocio e incrementar el número de usuarios. «Vamos a aprovechar Menorca Millennials para contactar con inversores internacionales, porque desde Argentina es muy difícil levantar capital riesgo», concluye el emprendedor.