Fernando Cámara. El militar, ahora retirado, narró en la Cadena Ser con todo lujo de detalles su experiencia persiguiendo los objetos no identificados a bordo de un Mirage y que le llevaron a Menorca

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El avistamiento de origen desconocido ocurrido el 11 de noviembre de 1979 y conocido popularmente como el Caso Manises es probablemente el fenómeno OVNI más famoso en España. Su misterio llegó incluso al Congreso, donde el diputado Enrique Múgica pidió una explicación de lo ocurrido. De los hechos se ha hablado largo y tendido, más después de que se desclasificara el expediente del Ejército del Aire en 1994. Pero dos décadas después, la historia vuelve a ser noticia y en este caso con una conexión menorquina.

Todo ha ocurrido a raíz de la intervención en Radio Valencia de la Cadena Ser de uno de los testigos principales, el entonces capitán del Ejército del Aire Fernando Cámara. El militar cumplió la orden de despegar de la base de Los Llanos en Albacete a bordo de un Mirage con el objetivo de interceptar unas luces rojas que acechaban a un vuelo comercial de la compañía TAE, ya desaparecida, que acababa de partir de Mallorca con destino a Tenerife y que tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Valencia con 109 pasajeros.

«Vi la luz, aunque mi radar no detectaba nada. Yo volaba a unos mil kilómetros por hora, y cuando la alcancé, aquella luz pasó de estar estática a volar delante de mí a la misma velocidad. Era consciente de que ese objeto me estaba detectando, porque se dispararon los sistemas de amenaza de mi avión. Pero yo solo podía verlo con mis ojos», declaró Cámara en el programa de radio.

Según se relató en ese espacio, el caza militar pidió permiso para entrar en velocidad supersónica, pero cuando logró  acercarse al objeto no identificado, éste igualó su velocidad. Decidió perseguirlo hasta Zaragoza, pero una vez allí optó por abandonar el operativo. Pero de regreso a Valencia, le pidieron que sobrevolara la zona de Sagunto, donde también se habían avistado unas luces extrañas. «Cuando llegué, me encontré con un disco blanco. Era muy diferente a la otra luz, pero las interferencias que producía en mi avión eran las mismas. Lo perseguí hasta la zona de Menorca, pero ante la imposibilidad de alcanzarlo y la falta de combustible, decidí volver», relata.