Las torres se han consolidado en El Toro | Gemma Andreu

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Veinticinco años después de que se anunciara una torre única en el El Toro para reducir el impacto visual que causan las antenas, siete torres se han consolidado en la cima de la principal altura de la Isla. No se han levantado más postes metálicos pero en los existentes han proliferado las antenas ante las exigencias de las comunicaciones modernas, televisión, radio y telefonía. No ha resultado fácil compatibilizar la modernidad tecnológica con la montaña símbolo de Menorca libre de interferencias visuales. La presión social que se ejerció entonces ha sido apagada por varios factores, el primero de ellos, la falta de uno o varios enclaves como alternativa, el elevado coste que habría supuesto y, en último término, el beneficio que ha supuesto en materia de calidad en las comunicaciones. También ha desaparecido de la agenda política, hoy no es un problema, el bosque de antenas se ha integrado en el paisaje.

Veinticinco años después ni siquiera existe Retevisión, la empresa que debería haber asumido el proyecto y que desde principios de 2004 engrosa el negocio de la multinacional Abertis. Paradójicamente, la tecnología que causó el problema aparece en el horizonte próximo como la solución, si el tendido de fibra óptica que ya llega a Son Ganxo por cable submarino y las redes wifi pueblan el territorio insular, según la previsión de Joan Pelegrí, técnico experto en comunicaciones. «Pierde sentido unificar torres en El Toro cuando en unos años es probable que hayan quedado obsoletas. De momento las radios en los vehículos por ejemplo reciben las emisiones por ondas, por antena, pero en breve podrían venderlos con los receptores adaptados a la recepción vía wifi», señala.

Eliminar las antenas de El Toro, que es el punto estratégico, implicaría multiplicar los puntos de repetidores de señal, la orografía de Menorca no ayuda, prácticamente cada núcleo habría de contar con su centro de comunicaciones. La antena de S'Enclusa para Ciutadella no ha resuelto el problema a plena satisfacción, la señal sigue llegando mejor desde Alfàbia. Esa solución, por tanto, fue descartada porque agravaría el impacto y los costes. «Ahora no tiene sentido plantearlo porque en cinco, diez o veinte años la propia evolución tecnológica anulará la utilidad de las torres», agrega Pelegrí. De hecho, en poblaciones como Es Castell, con la fibra óptica ya desplegada, muchos usuarios reciben la señal por cable.

Hace años que no se levantan nuevas torres en aquellos terrenos, el Ayuntamiento de Es Mercadal no autoriza nuevas licencias porque, entre otras cosas, no se han solicitado y además deberían superar la declaración de interés general. La montaña está incluida en una ANEI y en octubre de 2002 se aprobó inicialmente el plan especial de protección de la misma, ME-18, aunque con una mancha de exclusión sobre el terreno de las torres que, salvo en un caso, pertenece al predio de Sant Nicolau. La entrada en vigor de ese plan las dejaba fuera de ordenación y establecía un plazo de hasta diez años para agruparlas en un poste único, disposición que la evidencia muestra incumplida.