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El nombramiento de Ernest Ribalaiga como jefe de gabinete de la Conselleria de Hacienda y Administraciones Públicas ha sido recibido con malestar, e indignación en algún caso, en el seno del PSOE menorquín. «Esta noticia en plena campaña  es como pegarnos un tiro en el pie», declaró Javier Tejero, quien ayer mismo tenía previsto trasladar esa reacción a la presidenta Francina Armengol.

 Más prudente, Vicenç Tur se desvinculó de un nombramiento que conoció «cuando ya estaba hecho, pero es normal, no afecta a la estructura del PSOE-Menorca. Creo que se ha optado por una persona de valía demostrada y el otro requisito es la confianza de la consellera», señaló el secretario general de los socialistas menorquines, quien atribuye toda la responsabilidad al Govern. En el seno del partido todos apuntan a la influencia de Marc Pons en la designación 'dactilar' de los cargos del Ejecutivo. 

Dos razones avalan esa tesis. Por un lado, su peso como conseller de Presidencia en el Ejecutivo de Armengol y, en segundo lugar, el inicio de la aventura cada vez menos disimulada de recuperar el mando del partido en Menorca, operación que incluye la colocación de sus peones en cargos institucionales a la espera de la coherente reversión de favores cuando sean necesarios.

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Las reacciones de irritación fueron generales en los comentarios recibidos a la noticia publicada en menorca.info

Los otros partidos han sido más comedidos en las reacciones al nuevo cargo, Podemos ha moderado el discurso de otras ocasiones y Més per Menorca optó directamente por no opinar.

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