Seguidores. Sus fans en las redes aumentan, y Neyu sonríe aún en poses imposibles para el común de los mortales

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Acaba de terminar en su trabajo como monitora de yoga y animadora en un complejo hotelero de Cancún, México, pero su descanso vacacional en Menorca ha sido breve. Tan solo un respiro para seguir en ruta uniendo sus dos pasiones, los viajes y el entrenamiento físico, en este caso a través del yoga.

Neus Marqués (Alaior, 1988), 'Neyu', como la conocen sus amigos y su seguidores en las redes sociales (www.instagram.com/neyu_ma y www.facebook.com/NeyuMarques) se encuentra estos días en el Green Yoga India, un centro de formación y a la vez un resort para la práctica de retiros de meditación y yoga.

¿Cómo pasó de ser una niña que quería ser gimnasta a su aventura actual?
— Tuve una lesión de espalda que no fue grave pero que me obligó a parar y me alejó de la gimnasia rítmica. Practiqué ese deporte de los 11 a los 16 años, estaba en el club de Alaior. Para mí aquello fue un trauma. Después me fui a Barcelona, estudié Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y me formé como profesora y entrenadora nacional de gimnasia rítmica. Estuve allí más de siete años, entrenando y trabajando como profesora de Educación Física en el colegio jesuita Casp, pero lo dejé.

¿Qué motivó ese cambio?
— Quería viajar, pero los estudios y mi pareja de entonces me lo impedían, y un día dije «se acabó». Siempre había querido ser voluntaria y me fui un mes a Etiopía con otro profesor del colegio, para trabajar con una ONG dedicada a los niños, les dábamos clases de inglés con educación física y juegos. Fue mi mejor experiencia, aquello lo cambió todo y viajar resultó ser una droga. Después de Etiopía dejé el colegio y me mudé a San Diego, en California. Allí trabajé como entrenadora de gimnasia rítmica en un club, viví nueve meses y viajé por varios estados. Hace año y medio que estoy viajando.

Y después puso rumbo hacia México...
— Sí, hacia Cancún. Allí he vivido los últimos seis meses, de junio a diciembre de 2015, trabajando como monitora de yoga y también animadora en un resort turístico. He estado muy a gusto, era instructora de yoga y también me dedicaba a actividades de animación y de baile en el hotel. Cuando tenía tiempo libre intentaba conocer la cultura mexicana.

¿Por qué ahora se va a India?
— Porque el yoga es más que un deporte, es una filosofía de vida que he conocido y que me gusta mucho, implica también cuidar el cuerpo y la salud. El hilo conductor de mi vida ha sido el deporte y, ahora mismo, es el yoga.

¿En qué radica el éxito de esta disciplina?
— Yo creo que porque es para todo el mundo, hay muchos estilos y niveles de yoga, es saludable y supone un reto, siempre puedes mejorar, y eso motiva. Pero tienes que encontrar un buen instructor. El yoga es bueno para el cuerpo y para la mente. Yo antes no entendía lo que era la relajación, eso de ser capaz de dejar la mente en blanco, y lo aprendí, y la verdad es que el yoga se puede aplicar en tu día a día. Es todo un mundo de espiritualidad y movimiento.

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¿Cuál es el más practicado?
— El más conocido es el Ashtanga Yoga, aunque muchos instructores crean su propio yoga, todo consiste en aprender a escuchar a tu cuerpo y hacer lo que él te pida. En algunos lugares fríos se practica mucho el Hot Yoga, en salas con una temperatura elevada. Ayuda mucho a la flexibilidad y es bueno para los músculos, aunque a mi particularmente no me gusta, me agobia.

¿Qué espera encontrar en India que aún no conoce ya?
— Creo que va a ser una experiencia totalmente diferente, es el centro mundial del yoga. Voy allí para conseguir la titulación en esta materia, y lo costeo con la promoción que yo hago al centro en las redes sociales (Neyu tiene ya más de 32.000 seguidores en su perfil como figura pública en Facebook y 69.500 en la red de fotos Instagram). Es un curso de 24 días y yo tenía previsto quedarme unos dos meses, aunque me ha salido una oportunidad de ir también a Thailandia ¡estoy muy emocionada!

Además de practicar las posturas clásicas del yoga, ¿qué hará en ese centro internacional de Goa?
— Viviré en el resort, llevaré una vida de yogui, practicando los ejercicios físicos y mentales. Allí también te dan las comidas, y aunque yo en mi día a día no soy vegana, allí lo tendré que ser.
(La dieta vegana, a diferencia de la vegetariana, no incluye ningún producto proveniente de animales, tampoco la leche y los huevos, que algunos vegetarianos sí consumen. Además, se considera no solo un régimen alimenticio sino también una filosofía, en la que se da el mismo valor a todos los seres vivos).

¿Nunca echa de menos los años que dejó en Menorca?
— Echo de menos mi familia, también la isla, me gusta volver para pasar las vacaciones, unas semanas. Pero es demasiado pausada y eso, curiosamente, llega a estresarme.

¡Y eso que ahora ha aprendido a relajarse!
— Síííí (ríe), pero hacer este curso es una forma diferente de relajarse. A mí lo que me relaja es hacer algo diferente.

Estados Unidos, México y ahora tomará un vuelo a Bombay, ¿no le impone viajar sola por el mundo?
— Siempre voy sobre seguro y contacto antes con la gente del lugar al que voy, pero no, no tengo miedo. Me gusta viajar sola. Salvo a Etiopía, a donde fui con otro profesor del colegio y la ONG, siempre lo he hecho así. Porque lo que me gusta no es ir a turistear a un sitio una semana, me gusta quedarme y vivir un tiempo como ellos, como los que residen allí.

Como mujer, ¿recomendaría tener esa experiencia?
— Sí, al menos una vez en la vida. Cuando viajas sola no te queda más opción que hablar y contactar con la gente. Creces muchísimo, te conoces más, porque siempre tienes más potencial del que realmente pensabas. Al final te espabilas y puedes hacer muchas más cosas de las que te creías. La verdad no he tenido malas experiencias como tales, yo diría que no, pero claro, sí que he pasado por 'cositas' de las que he ido aprendiendo en todo este tiempo.