Entre excavadoras, apenas quedan vecinos reacios a negociar con Puertos | Gemma Andreu

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La presencia de las excavadoras en la zona de las viviendas de Cala Figuera, en el puerto de Maó, ha sido un golpe definitivo para el ánimo de los vecinos que todavía no han vendido sus propiedades a Autoridad Portuaria de Balears. La resistencia se desvanece.

Según explican fuentes conocedoras del proceso, de la media docena de propietarios que durante los últimos años se resistían a negocar con Autoridad Portuaria, apenas queda uno, un par a lo sumo, que no hayan empezado ya a escuchar ofertas para poder cerrar pronto una transacción. Lo hacen porque antes de ver números quieren que se contesten sus alegaciones, que se les ofrezcan explicaciones. Aunque reconocen que esta resistencia romántica, por justicia, tiene un límite.

Ya no hay unidad dentro del movimiento Salvem Cala Figuera! Autoridad Portuaria ha optado por reuniones con cada uno de los vecinos por separado, con tasaciones en mano y condiciones más ventajosas. Esto, el cansancio de tantos años y el inicio de los trabajos de la demolición de una decena de inmuebles ya adquiridas en la zona han mermado los ánimos de seguir luchando por la causa. No hay unión. También se sienten los vecinos desamparados por unas administraciones públicas que en su día cerraron el compromiso de que no habría expropiaciones. Ahora, dice algún vecino, se han olvidado de ellos.