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Menos para repartir cuando más se necesitaba. El gasto total en prestaciones básicas de servicios sociales descendió un 20,3 por ciento entre los años 2007 y 2012. Justo antes de que estallase la crisis, la suma de las aportaciones del Gobierno, el Govern, el Consell y los ayuntamientos para información y orientación, ayudas a domicilio, alojamientos alternativos, inserción social y fomento de la solidaridad y cooperación social era de 5,4 millones de euros. Seis años después, cuando los efectos de la crisis se dejaban notar con fuerza, esa cantidad bajó hasta los 4,3 millones de euros.

Así lo refleja el cuadro de evolución del plan de prestaciones, que hizo público ayer el Consell durante la presentación de memoria relativa al año 2015, cuando el montante se situó en 4,8 millones de euros. La cifra incluye también las llamadas ayudas de emergencia social, destinadas a dar soporte puntual a los individuos que tienen problemas para pagar su vivienda, suministros, alimentos, la educación de sus hijos, encontrar trabajo o acceder a servicios sociosanitarios.

El descenso muestras los efectos de las medidas de contención del déficit, los llamados recortes, en la función de los servicios sociales que prestan tanto los ayuntamientos como el Consell, justo en el momento en que más necesidades había. La caída de las aportaciones con la que han tenido que lidiar los trabajadores sociales responde especialmente a recortes del Gobierno y a la repercusión de sus medidas en los municipios.

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