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La campaña electoral más extraña de todas las elecciones generales del actual periodo democrático español ya ha acabado para dar paso este sábado a la jornada de reflexión y este domingo a las votaciones que deben propiciar un nuevo Gobierno, aunque nadie se atreva a darlo por ciento con absoluta seguridad. La sobriedad en las formas empleada por los partidos durante las últimas dos semanas, lejos del derroche de imágenes y reclamos de otras citas, tuvo ayer su reflejo en un cierre de campaña sin las habituales fiestas de cierre. Solo el PP continuó con la costumbre, con la presencia de las dos candidatas, Águeda Reynés y Juana Francis Pons Vila, en un evento celebrado en un coqueto hotel del centro de Maó.

Mucho ha tenido que ver también en esto la coincidencia del último día de campaña de ayer con la festividad de Sant Joan, que desplazó el epicentro de la atención y a numerosas personas (entre ellas varios candidatos) hasta el jolgorio de Ciutadella. Por este motivo, el festivo, la coalición Units Podem Més cerró la campaña el miércoles por la noche, a pesar de que el día después todavía ofreció una rueda de prensa y ayer su candidata Mae de la Concha estuvo en un debate radiofónico a cuatro en el que se mezclaron aspirantes a una cámara y a otra.

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Este fin discreto se corresponde con una campaña sin banderolas y con apenas un puñado de carteles, con un par de actos significativos (la popular Maria Dolores de Cospedal fue la estrella más destacada), menos presión sobre los medios de comunicación y, eso sí, correo electoral para cada formación por separado. También se han visto las pintorescas mesas informativas de folletos y merchandising, que PSOE y Ciudadanos apuraron hasta última hora de la tarde en la céntrica calle Ses Moreres de Maó, repartiendo Manel Bonmatí y Ricard Terré los últimos globos naranjas y claveles rojos, respectivamente. Apenas unos metros los separaban.


Últimos mensajes

En los últimos mensajes difundidos este viernes, varios de los candidatos menorquines apelaron a lo que ellos entienden como voto útil, manoseada construcción electoral de sustantivo más adjetivo que cada uno interpreta a su libre manera. Unos creen que el voto útil permite formar un gobierno fuerte y continuista ajeno a nuevas tendencias populistas; otros que el voto útil es el que propicia el cambio desde la moderación central y la sensatez; hay para quien el voto útil es el que llega a fuerzas conocidas por su legado de progreso, por su historia; y, los que quedan, que lo que es útil es propiciar un nuevo paradigma, un nuevo modelo social, una nueva esperanza.