Guillermo Coll en el continente polar

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Dudaba entre ingresar en el Ejército de Tierra, como su padre, o en la Armada. Se decidió por el sector naval porque, pensaba, le «permitiría viajar más» y así fue. El capitán de corbeta Guillermo Coll Florit es natural de Ferreries y reside actualmente en Palma tras largas temporadas en alta mar.


Experiencias

En la isla vecina ejerce de jefe de órdenes del Sector Naval de Baleares, un trabajo «de gestiones», indica, que le permite pasar más tiempo en tierra. Sin embargo, desde la finalización de sus estudios en la Escuela de la Armada en Pontevedra, fue destinado en buque durante seis años. Entre ellos tuvo lugar «la experiencia más bonita» de su vida, declara, «la campaña en la Antártida». La expedición científica en el buque Hespérides le permitió visitar el continente polar durante «el verano austral, el único periodo del año en que se puede navegar». Entonces, cuenta, «cruzamos el paso de Drake, que separa la Patagonia de las Islas Shetland del sur, uno de los mares más tempestuosos de la tierra, donde pasan más borrascas».

Ahora, en familia, su vida es algo más tranquila. La Armada, dice, «intenta dar facilidades para la conciliación familiar» dentro de las condiciones de movilidad de la carrera militar.

Como es habitual entre los militares sus hijos nacieron en lugares distintos: el mayor en Murcia, de donde procede su mujer, y el pequeño en el Puerto de Santa María, Cádiz. Por ahora, dice, los niños «llevan bien los cambios», que él también sufrió cuando era niño por la profesión de su progenitor.

A pesar de todos los lugares en los que ha vivido Guillermo Coll confiesa tener debilidad por Menorca: «Pasé buena parte de mi infancia en los cuarteles de Es Castell con mi padre» y cuando se mudaron a la Península «veníamos siempre por Semana Santa y verano». Sus vínculos familiares provocan que siga manteniendo una costumbre similar: «Mi madre sigue residiendo en la Isla», cosa que le influye a decidirse por Menorca para pasar las vacaciones. No obstante, esto no le garantiza poder ver a todos los miembros de su extensa familia. De cinco hermanos y dos hermanas «ninguno vive en la misma ciudad». Igualmente intentan reunirse todas las Navidades: «Este año casi lo conseguimos»,