Imagen del puerto de Maó con el último envío de biomasa hacia Italia, a finales del año pasado. | Gemma Andreu

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Menorca ya no exporta biomasa al extranjero. Tres años después, ninguna empresa continua con el negocio de vender biomasa menorquina a Italia. La causa es la falta de rentabilidad del negocio. Y los motivos que explican la imposibilidad de obtener ganancias son múltiples. El principal, los altos costes de transportar la biomasa al exterior (debido a los precios del puerto de Maó), que junto a la reducción de la producción para hacer una explotación más «racional» ha hecho que no quede margen para los beneficios. A ello hay que sumar nuevas restricciones de la Conselleria de Medio Ambiente que hacen aumentar los costes de producción.

Todo ello ha hecho que la empresa menorquina Binife y la sociedad catalana Forestal Soliva hayan decidido abandonar el negocio de exportar biomasa menorquina. Ambas empresas producían y vendían la biomasa extraída de los pinos de la Isla a Italia, desde finales de 2014, tras coger el relevo de Andalusí Corporation y Trafisa que iniciaron el negocio en 2013.

El primer año de explotación talaron 74.000 pinos y se extrajeron cerca de 31.000 metros cúbicos, que Andalusí Corporation y Trafisa exportaron a Italia para generar combustible. En 2014, aunque se talaron más árboles, la producción fue menor, de 27.000 metros cúbicos. Con la llegada de Binife Logística y Forestal Soliva se redujo la producción con el objetivo de hacerla «más razonable» y acorde con las dimensiones de Menorca. En 2015 se talaron 3.600 pinos con los que se exportó, también a Italia, 2.762 metros cúbicos de astillas de pino. En tres años se han exportado cerca de 61.000 metros cúbicos de biomasa.

El descenso de la producción de 2015 no fue acompañado de una reducción de costes, ya que para seguir con el negocio estaban obligados a tener alquilado todo el año un espacio en el Cós Nou del puerto de Maó a Autoridad Portuaria para transportar la biomasa. «Mantener este espacio es un dineral, con el que no nos salen los números», afirma Jaume Fortuny de Binife Logística. Y es que si Andalusí Corporation hacía entre 4 o 5 envíos a Italia cada año, con la reducción de producción en 2015 solo se hicieron dos desembarcos.

Binife Logística se queja de que los precios que impone Autoridad Portuaria en el puerto de Maó hagan inviables el negocio de exportar biomasa y lamenta que el ente portuario no haya accedido a negociar una tarifa a la baja, que hubiera evitado además que «el espacio que ocupábamos antes nosotros ahora estuviera vacío».

En este caso no se trata de un problema derivado de la insularidad, ya que la biomasa se exporta en barco. Y así se hace también desde otros puertos de España, aunque en Maó «los precios son más caros que en Tarragona, por ejemplo, que también exporta biomasa», apunta Fortuny. Y si a ello le añadimos que la producción de Menorca, por sus dimensiones, también es menor, es muy difícil rentabilizar el negocio.

Bajo control

La explotación de los bosques de la Isla para extraer biomasa está sometida a un control exhaustivo por parte de la Conselleria de Medio Ambiente. Las empresas, tras negociar con los propietarios de los terrenos, deben presentar ante Medio Ambiente un detallado plan de gestión, redactado por un ingeniero forestal. Tras analizar el informe e introducir las modificaciones correspondientes, la Conselleria concede la autorización pertinente, a la vez que se suceden las inspecciones por parte de los técnicos medioambientales.

Binife recuerda que «talar los árboles no es ningún sacrilegio», y más cuando es para generar energía renovable. Además apunta que «si se hace bien, sin ser agresivo con el medio, es positivo ya que así se limpia el bosque, reduciendo los riesgos de incendios».