En la naturaleza. Iván Fortuny en el patio de la casa de campo en la que vive | I.V.R.

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Damanhur, palabra que significa «ciudad de luz», nombre de una urbe del antiguo Egipto, es una comunidad social y espiritual. Así la define Iván Fortuny, que ha cambiado su Alaior natal por vivir en esta federación de comunidades creada al norte de Turín, en Italia, y cuyos templos de la humanidad, bajo la tierra, atraen cada año a miles de visitantes de todo el mundo. La conexión de sus habitantes con las plantas y la naturaleza inspiró al cineasta James Cameron para el paraíso biológico de su película «Avatar». Una particular Pandora en el Piamonte italiano que este menorquín halló en un año que quiso dedicar a la búsqueda interior.

Acabó los estudios, encontró trabajo, pero decidió irse ¿por qué?
— Porque quería dedicarme tiempo a mí mismo. Buscaba algo nuevo, alternativo, y conocí por internet esta comunidad, que hace 42 años que funciona, en el norte de Italia, Damanhur. Está en un valle con muchos pueblos, Valchiusella, y en el que yo estoy se llama Vidracco.

Entonces ¿vive en grupo?
— Con otras veinte personas, en una casa de campo muy grande, en mitad del bosque y la naturaleza, con terreno y cultivos, con diferentes personas de distintas edades, niños también. Tenemos comida y energía, en cierto modo somos autosuficientes.

Pero Damanhur se autodenomina una federación ¿no es así?
— Sí, no está solo la comunidad en la que yo vivo, sino que en los alrededores, en el valle, hay otras comunidades y todas forman parte de este núcleo, en total seremos unas 600 personas repartidas en 20 comunidades.

¿Cómo fueron los inicios?
— Tenía esa necesidad de buscar algo diferente cuando acabé los estudios. Cuando encontré información de esta comunidad me llamó la atención; había la posibilidad de vivir una experiencia de tres meses, para ver si te gustaba. Al principio no era mi intención vivir en comunidad, pero me gustó mucho su filosofía. Es una nueva sociedad, se han creado negocios de artesanía, pintura, escritura..., veía que te podías expresar en diferentes tipos de arte.

¿Cómo es Vidracco?
— Un pueblo pequeño, como puede ser Llucmaçanes en Menorca, y nuestras casas están en los alrededores de este pueblo. Había una fábrica de Adriano Olivetti (el ingeniero de Ivrea, Piamonte, creador de las famosas máquinas de escribir pero también visionario en cuanto a un desarrollo urbano a escala humana) que quedó abandonada, y Damanhur compró esa estructura que ahora alberga sus actividades: un restaurante, el mercado biológico, centro de salud, fisioterapeuta, mi empresa de energías renovables, galerías artísticas, escuela para los niños..., y todo ello forma parte de la comunidad.

Parece una sociedad paralela y peculiar. ¿Cómo es esa estructura y cómo es su día a día en ella?
— Hay que visitarlo para entender los conceptos. Mi día a día es normal, voy a trabajar, es una empresa que realiza instalaciones no solo aquí sino en toda Italia, esta no es una comunidad cerrada, tiene muchos contactos con el exterior. Cuando acaba la jornada, hay momentos comunes, vivimos en familia, somos un grupo de personas unido. Es una comunidad social y espiritual, una cosa funciona gracias a la otra, porque el objetivo es conocerse a uno mismo y tener una comunicación armónica entre las personas.

¿Existe una jerarquía?
— Hay guías de la comunidad que se eligen una vez al año, por el pueblo, de manera que haya siempre movimiento, lo importante es no caer en la rutina. Llevar adelante una organización así no es fácil.

Porque llega gente diversa.
— De todo el mundo. Italianos, por supuesto, norteamericanos, españoles, japoneses, noruegos, islandeses, sudamericanos..., es internacional.

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¿Hay algún tipo de selección?
— Lo más importante es tener la experiencia inicial y una vez que eliges estar aquí, hay oportunidades según tus capacidades. Yo tuve suerte por mi oficio y pude trabajar en la comunidad, pero también hay personas que viven en Damanhur y trabajan fuera. Yo aquí estoy asegurado y remunerado, es una empresa normal y corriente. En sus inicios Damanhur fue algo más oculto pero ahora ha crecido mucho, y lo más importante aquí es la legalidad.

Secreto porque estaba todo, incluido los templos que ahora visitan los turistas, bajo tierra ¿verdad?
— A 45 metros y excavados a mano. Los Templos de la Humanidad son una obra de arte que nace del interior y que se manifiesta de forma física y material.
(En los años 70 una misteriosa comunidad fundada por Oberto Airaudi y en la que había artesanos, artistas, constructores, comenzó esta excavación secreta que, denunciada anónimamente a las autoridades, llevó a un descubrimiento insólito en la década de los 90 del pasado siglo: salas temáticas, columnas, esculturas, murales, mosaicos, frescos y vidrieras. Finalmente, no se demolieron las obras sin licencia, se reconvirtieron en tesoro nacional abierto al público cerca de Turín, por su riqueza cultural y artística).

Además del arte ¿qué destaca de la Federación?
— Actualmente Damanhur está dando un modelo de vida nuevo, ha obtenido reconocimiento de Naciones Unidas, mucha gente famosa nos ha venido a visitar. Aquí hay espiritualidad, no religión. Se ha creado una filosofía de vida y se busca que el ser humano conozca todas sus capacidades y que no se vea limitado a lo que conoce. Y otra cosa muy importante es el contacto con el mundo vegetal y animal, que no exista una separación.

¿Cómo se manifiesta esa espiritualidad?
— Aquí se le llama 'práctica', y se refiere a que lo importante es que el ser humano pueda manifestar lo que siente. Como los templos, que nacen de la paz interior, crear con pensamientos positivos, una armonía y un por qué, no solo por intereses materiales. También tenemos un saludo propio 'con te', que significa «yo estoy contigo», por la implicación que tiene de darte a los demás. Todo lo contrario de la palabra italiana ciao que etimológicamente viene de la palabra siervo, para servir.

En ese nuevo modelo social que explica ¿hay incluso una moneda paralela al euro?
— Sí, se llama 'credito' y lo que busca es crear abundancia, el intercambio de bienes. Es una moneda física que utilizamos en la comunidad y también en empresas de los alrededores, que nos conocen, aunque ellos no forman parte de la comunidad. A ellos les va bien, nosotros somos muchos, y si vamos a poner gasolina o a una pizzeria podemos pagar con ella, la aceptan en los negocios.

¿Qué tipo de energía usan?
— Al principio, con el boom de las renovables era más fotovoltaica, diez años atrás se creaban muchas instalaciones, de hasta un megawatio de energía, en empresas y fábricas de Turín. Ahora nos dedicamos también a la biomasa para nuestra agua caliente y para calentar las casas.

Todo lo que explica suena maravilloso pero ¿sabe que también se dice que Damanhur es una secta? ¿Qué opina?
— Cualquier grupo de personas que actúa diferente del resto siempre resulta algo sospechoso y que sale de lo normal. Al principio, cuando yo mismo me respondía esas dudas, pensaba que a lo mejor yo había salido de una secta. La sociedad que conocemos también puede ser cerrada y tener un funcionamiento en el que nos están utilizando. Lo que sí puedo decir es que yo aquí me siento bien y muy libre. No sé qué se puede considerar secta, para mi sería que me encerraran en un sitio y no me dejaran salir, y aquí desde el primer momento me han enseñado a ser libre, a ser yo quien elija lo que quiero. Voy a Menorca cada verano y también viajo a España a dar conferencias, a Madrid y Barcelona, sobre Damanhur.

¿Con que fin dan las charlas?
— Para llegar a personas que participan de la filosofía de Damanhur pero no pueden vivir aquí, pero sí pueden estudiar con la comunidad. Se organizan cursos, desde sanación a arte, creación de comunidades...Damanhur es muy grande, creo que cada habitante podría contar una experiencia diferente, pero en resumen aquí hay un ambiente social, artístico y espiritual. Está abierto y muchísima gente viene para ver nuestros bosques bien cuidados, los templos, para asistir a conciertos en verano o ir al teatro.

¿Dónde queda Menorca en sus planes de futuro?
— Quiero a Menorca, creo que tiene mucho que demostrar, me gustaría poder hacer algún curso o conferencia para presentar Damanhur, que pueda ser inspirador. Para mi la Isla ha sido siempre un lugar que ha demostrado que puede ser autosuficiente. Mi sueño es poder volver pero para aportar algo nuevo, me gustaría crear una comunidad en España.

¿Qué opina su familia de su opción de vida?
— Tengo una espléndida familia a la que añoro, no estoy aquí porque no estuviera bien con ellos o en Menorca. Han venido a visitarme, también amigos, a todos les ha gustado mucho. Ellos están contentos porque me ven bien.