El Centro Oceanográfico de Balears teme que las poblaciones locales hayan sido infectadas por el mismo parásito de Cabrera | R.U.

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Sus grandes dimensiones -algunos ejemplares pueden alcanzar los 120 centímetros una vez llegan a adultos- las convirtieron hace décadas en un pequeño tesoro de la costa de Menorca que los pescadores locales utilizaban para engalanar las fachadas de sus casetas.

La nacra (Pinna Nobilis) es un molusco bivalvo similar a un mejillón de grandes dimensiones que puede vivir más de 20 años. Se trata de uno de los «gigantes» del fondo marino del Mediterráneo. Y podría estar extinguiéndose de forma casi definitiva.

Hace 25 años se prohibió su captura tras ser declarada como especie protegida. Y las poblaciones en Menorca -y del resto de Balears- poco a poco aumentaron. Así, el último censo realizado en un total de ocho zonas de Isla a dos cotas diferentes de profundidad situaba hace tres años grupos de presencia alta en franjas del litoral como Sa Farola -con hasta 13 ejemplares cada 100 metros cuadrados de pradera oceánica-, Son Saura, Sanitja o el puerto de Maó.

Ahora, la alta mortalidad -de hasta el 100 % de población- registrada en Cabrera debido a la aparición de un parásito de origen desconocido que ocasiona que los ejemplares no puedan alimentarse y mueran de hambre ha hecho saltar las alarmas en toda la extensión del Mare Nostrum.

La población global de nacras de Menorca podría esta afectada por una infección que se habría propagado a través de las corrientes marinas.

Así lo apuntó ayer a «Es Diari» Maite Vázquez, investigadora del Centro Oceanográfico de Baleares-Instituto Español de Oceanografía, que teme un alto índice de mortalidad entre los grupos locales: «Esperamos altas tasas de mortalidad en la Isla, eso es así. Sin embargo, aún tenemos la esperanza de encontrar alguna viva». El organismo en el que ella trabaja alertó de la situación en Cabrera tras un reciente estudio de campo. Sus intenciones pasan por realizar un trabajo similar en Menorca durante el mes de junio.

Un total de cinco profesionales visitarán las zonas analizadas en 2014 y evaluarán la evolución de los ejemplares marcados entonces y la aparición -en el mejor escenario posible- de nuevos grandes moluscos. Para ello, contarán con los equipos y los barcos de la estación Jaume Ferrer de la Mola.

Consultada sobre el alcance cuantitativo de la población de nacras en toda la Isla, la experta argumentó que «es muy difícil estimar la población total de esta especie en concreto en toda Menorca, ya que su densidad depende de muchos factores y su distribución es parcheada. Los datos, sin embargo, sí permiten observar la situación de las nacras comparada con el resto de las Balears y en Menorca podemos decir que estaban en buen estado de conservación entre 2011 y 2014».

En manos de la naturaleza

Iris Hendricks es investigadora del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea). También ha observado a las poblaciones de nacras de las Balears durante los últimos años. Consultada sobre la posible reversión de la situación, explicó que «quizás ahora ya sea un poco tarde. Hablamos de un parásito y habría que inocular a los ejemplares enfermos para que se curasen. Creo que estamos en manos de la naturaleza, dependemos de que uno de ellos resista a la infección. Las poblaciones de nacras están muy conectadas entre sí y ya hay casos en Balears, Comunidad Valenciana y Murcia, por ejemplo. Debemos estudiar al patógeno que parece haberlo causado todo y ver la forma de luchar contra él. Aún hay muchos factores que no controlamos del todo».