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El dispositivo de seguridad de los Jocs des Pla de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella se mantiene con el mismo número de efectivos del año pasado aunque continúa alejado de la cifra que marca el Plan Director de las fiestas, según el informe de su director, Ignasi Camps, al que ha tenido acceso este diario.

La presencia de 269 personas, sin contar policías nacionales ni sanitarios del 061, frente a los 267 de antaño en el acto de la fiesta que acarrea mayor peligrosidad debería bastar para su desarrollo, salvo imprevistos. Aún a falta de quince días, el Ayuntamiento confía en que se incremente el número de voluntarios que se ha visto reducido en diez personas, para asegurar la apertura del pasillo por donde corran los caballos.

El Caragol des Born gana 15 efectivos de seguridad mientras que la mayoría del resto de actos cumplen el plan director e incluso llegan a superarlo. Los solapados, en especial la convidada con la bajada al Jocs des Pla, presenta un déficil de 117 personas hasta que la mayoría se concentre en el puerto.

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El informe destaca que este año se ha considerado la obligatoria necesidad de cubrir otros servicios ordinarios por posibles incidentes en puntos del término municipal alejados de la fiesta, que el año pasado tuvieron una atención deficiente al emplearse todo el personal en el plan director.

En esta ocasión se destinarán varios turnos a estos servicios ordinarios durante los dos días, además de reforzar la vigilancia nocturna tanto el viernes como el sábado una vez hayan concluido los actos.

El documento subraya que la empresa de seguridad contratada en 2016 para realizar funciones e información, control de aforo y auxiliares de servicio para el pasillo de los Jocs des Pla no cumplió las expectativas. Que la cumplan las dos empresas de Barcelona y Valencia contratadas este año es ahora mismo una incógnita aunque se confía en las instrucciones que van a recibir para que puedan ejercer su cometido. Su tardía contratación ha incrementado el coste por el elevado precio de los billetes, después que la empresa menorquina renunciara a hacerlo por no tener suficiente personal.