Dos clientes examinan abarcas este viernes en un comercio de Ciutadella | Josep Bagur Gomila

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La fabricación de abarcas aporta la mejor noticia de la industria menorquina del calzado y da aliento a unos números con tendencia a la baja. La producción de calzado -mayormente zapatos- en Menorca se redujo el año pasado en 71.620 pares en referencia al año anterior y la de zapatillas también perdió 4.049 pares en el tránsito de 2015 a 2016, lo que supone un descenso del 8,49 por ciento en el primer caso y un 10,69 en el segundo.

Las ventas, sin embargo, se alejan sensiblemente de esa tendencia y mantienen una relación más sostenida. Caen un 5,42 por ciento, prácticamente la mitad que la producción, datos que permiten una interpretación en favor de la calidad y el precio, binomio indisoluble convertido en una de las señas de identidad del calzado de Menorca.

El mercado exterior, al que se dirige prácticamente un 60 por ciento de la producción menorquina, las ventas de exportación supusieron el año pasado algo más de 65 millones de euros, un 5,77 por ciento menos. Con ser importante el porcentaje de esa merma, los fabricantes menorquines asumen que se trata de una pérdida moderada al compararla con la media nacional. Según los datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), la exportación de calzado de empresas españolas se sitúa en el 11 por ciento en el análisis de 2016 respecto al año anterior.

Las ventas en el mercado nacional representan en torno al 40 por ciento y tuvieron una caída más ligera, 3,85 por ciento.

El gasto en transporte que han soportado los fabricantes es otro factor negativo en el balance anual, ha aumentado por encima del tres por ciento y constituye una de las reivindicaciones nunca resueltas de la industria menorquina. La reclamación de igualdad de condiciones amparada en razones de competitividad sigue sonando en el discurso de los empresarios menorquines del calzado.

En ese panorama resalta el empuje alcista de la fabricación y venta de la abarca, cada vez más conocida como menorquina. Ha ganado peso en el posicionamiento de mercado nacional e internacional como producto con personalidad. Ya no es un calzado de andar por casa sino un artículo que a sus cualidades de comodidad, artesanía y coste incorpora la moda.

El año pasado se produjeron 65.000 pares más que el anterior, una cifra que casi equivale a los pares de zapatos que se produjeron de menos en ese periodo.

Milán y Madrid

El empuje de este segmento de la industria menorquina del calzado explica que dos marcas de abarcas estén presentes en la Micam de Milán, que mañana abre sus puertas, y tres en la Momad Shoes de Madrid a partir del viernes, lo que viene a representar la tercera parte de las fábricas menorquinas con presencia en dos de las ferias europeas más importantes. En la primera el 50 por ciento de los contactos comerciales se realizan con compradores europeos, mientras que en la segunda ese porcentaje es de aproximadamente el 15 y la estrategia se dirige más a los comercios minoristas de España y Portugal.

La asistencia a las ferias se sigue considerando inversión necesaria, a pesar del esfuerzo empresarial que suponen.