Una de las votaciones del pleno de este jueves, correspondiente al mes de septiembre | Sergi Garcia

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Mismo escenario. Y casi mismos argumentos. El equipo de gobierno de Ciutadella volvió este jueves a rechazar en el pleno municipal una rebaja del 5 % en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Así, la moción defendida por el concejal popular Joan Benejam fue tumbada por los votos en contra de PSM, PSOE y Gent per Ciutadella. Solamente Joan Triay (UPCM) se mostró a favor de un propuesta centrada en devolver el impuesto a niveles del 2011, complementando la disminución del 5 % que se aprobó en 2016.

El concejal de Hacienda, José López, se encargo de explicar la postura del actual equipo de gobierno. Argumentó que la actual situación económica del Consistorio no permite tomar esta medida, apuntando a sentencias de expropiaciones y sobrecostes «heredados» de la anterior gestión realizada por el PP a los mandos del Ayuntamiento como principales causas, El titular de Hacienda expuso que hay que ser muy «optimista –y quizás poco realista– para presentar la misma proposición que hace un año, ya que el Ayuntamiento no está en posición de reducir sus ingresos» y pidió al PP que se estudiara a fondo las leyes que regulan la regla de gasto municipal. Benejam replicó que «no bajan el IBI porque no les da la gana, ya que los ingresos aumentarán con los nuevos muestreos realizados con dron».

Sin embargo, la cosa no quedó ahí. La temperatura del debate aumento varios grados al referirse los presentes a la sentencia que obliga al Consistorio a pagar 5,5 millones de euros por la expropiación de los terrenos de la Pista Voltadora.

Este proyecto –y sus consecuencias judiciales– se convirtió en uno de los antecedentes más comentados y concentró un duro cruce de reproches entre Benejam y la alcaldesa Joana Gomila. Mientras el representante del PP recordó que PSM y PSOE votaron a favor del proyecto –citando de forma expresa palabras de Maite Salord y Pilar Carbonero–, la primera edil no tuvo reparos en pedirle que no «dijera mentiras», recordando que todo se gestó bajo el mandato de Llorenç Brondo.