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La cueva nueva de Cala Blanca tiene una superficie de unos 1.000 metros, es elíptica y en el punto más alto el techo está a 14 metros del suelo.

El espeleólogo de Ciutadella Pere Arnau ha podido constatar en la primera exploración, este enero, estas y otras características de la cueva, que cuadran con las previsiones iniciales.

Las condiciones climáticas demuestran que no había entrado nadie con anterioridad. La cueva estaba "intacta" afirma Arnau y por ahora no se han encontrado restos arqueológicos que hagan sospechar que se hubiera usado en la prehistoria.

El espeleólogo ha localizado tres puntos donde podrían abrirse galerías no tenidas en cuenta en el primer sondeo y no descarta que la cavidad pueda ser más grande.

La cueva está dividida en dos salas y tiene un lago. En este, el agua está al mismo nivel que las de las otras dos cuevas, las de S'Aigua y Na Megaré.

Por ahora sigue sin nombre y se desconoce si podría conectarse o no con las otras dos.