La portavoz del Grupo Popular y la presidenta (y jefa del equipo de gobierno) monopolizaron un debate con los papeles respectivos de crítica y de defensa de la acción del gobierno insular. | Javier Coll

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Las personas, el territorio, el horizonte de «la Menorca de 2030» y mucha reserva de la biosfera marcan un cuadro sin riesgo de caída para un debate de esta naturaleza. Ello implica soslayar temas espinosos como el alquiler vacacional, los accesos y aparcamientos a las playas, el servicio del taxi o, sorprendentemente, los planes para el Llatzeret, que han copado la actualidad de la institución en el último año y que la oposición se encargó de reprocharle.

Susana Mora miró más lejos, a los tres años de mandato, en los que Menorca «ha cambiado de manera clara y a mejor porque entre todos hemos creado un clima de mejor conviviencia, más democrático. Porque no es lo mismo una Administración que da la espalda a la gente que una que escucha», dijo para empezar.

Luego habló de las personas y de la diagnosis social de la Isla que muestra que en 2017 la población de mayores supera el número de jóvenes, Menorca es la isla con mayor índice de envejecimiento, «por lo que es necesario diseñar política basadas en esta premisa», advirtió.

Esa política incluye residencias, la rehabilitación del Verge del Toro y la creación de nuevos recursos y servicios para la atención domiciliaria. En cuanto a las políticas para infancia y juventud citó el apoyo a familias con niños de 0 a 3 años, la puesta en marcha de comedores escolares de verano para favorecer la conciliación y las becas para estudiantes, entre otras acciones.

La presidenta se ufanó de haber recuperado las cifras que el presupuesto de Consell destinaba a Cultura en el mandato 2007-2011, campo en el que el hecho más destacable fue «la decisión del comité de Patrimonio Mundial de la Unesco de posponer la declaración de Menorca Talayótica hasta que se complete un nuevo ciclo de evaluación», dijo.

PTI y NTT

De energía y residuos no pudo citar más logros que tres instalaciones fotovoltaicas en edificios públicos y «seguir trabajando en la mejora y eficiencia», pero fue el territorio el que centró la principal controversia con la oposición. La portavoz del PP les acusó de confundir «regular con prohibir» y de haberse instalado en «una realidad virtual» con un alto grado de estrategias de marketing más que de gestión.

Mora habló del PTI, «que nos permitirá dibujar el camino hacia la Menorca de 2030», una vez derogada la Norma Territorial, «para la que necesitaron cuatro años», acusó. Cabrera respondió que se hizo en dos, ha servido para dinamizar la economía y el equipo actual ha necesitado otros dos años para derogarla «sin ofrecer alternatva».

La portavoz popular criticó a un gobierno «sumiso ante el Govern» y que incrementa «el gasto corriente y engorda la Administración». El campamento de Biniparratx, que sigue cerrado, los dos molinos de Milà que llevan un año averiados, «la residencia para familiares de enfermos en Palma, que ha quedado en el olvido», la restricción del alquiler vacacional o «un avance del PTI que es regresivo, prohibicionista y recupera la peor versión del de 2003» fueron otros frentes de censura por parte de Cabrera.