Javier Torres junto a su Vespa recién rehabilitada con piezas de fábrica y sin poderla utilizar | Javier Coll

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Cuatro años restaurando una Vespa con piezas originales para que, ahora, no pueda pasar la ITV. Es la «frustrante» situación con la que se ha encontrado Javier Torres Chaparro después de que este viernes se dispusiera a pasar, sin éxito, la inspección técnica de su moto ligera. Su ilusión se ha visto truncada por una «ilógica directriz que deben aplicar las estaciones de la ITV de Menorca», informa.

Adquirió en 2014 una moto Vespa del año 1981 con la pretensión de recuperar «sus valores de origen» sin ningún tipo de trucaje. Ha necesitado cuatro años y un buen pellizco en su cartera para lograr el objetivo. Y el viernes pasado, concluidos ya los trabajos, fue a pasar la inspección técnica de vehículos con una valoración desfavorable. El motivo: el nivel de sonido producido superó el máximo que permite la normativa y que está fijado en los 90 decibelios. Su moto Vespa dio 99. Torres preguntó tanto al fabricante como a su mecánico cómo reducir el nivel de ruido. Y ambos coincidieron en confirmarle su imposibilidad porque se trata de un tubo de escape y un motor de fábrica y «es el ruido que hace este modelo de serie». A pesar de ello, sin tirar la toalla, Torres intentó reducir el nivel de ruido a partir de una serie de recomendaciones. Y este mismo lunes, volvió a pasar la inspección técnica de vehículos, de nuevo sin éxito. El ruido que emite la Vespa procede del motor y no hay forma de mitigarlo.

Explica Torres que personal de la ITV le indicó que en marzo se aplicaron unas directrices en cuanto a inspección de vehículos que especifican para las estaciones de Menorca que «el valor a anotar del nivel de emisión sonora no puede superar los 90 decibelios (A), excepto para los vehículos de los cuerpos de seguridad, extinción de incendios y salvamento». Torres añade que «hubiera venido hace un mes, me hubieran medido los decibelios y cuanto hubiera marcado se fijaba como límite». Y agrega que «me dijeron que con las instrucciones anteriores hubiera pasado la prueba».

Añade asimismo, que lleva diez años residiendo en Menorca «y mi ilusión era llevarme un recuerdo de esta Isla cuando me vaya, una Vespa matriculada aquí», que ahora se tambalea. Pero no se rinde. Este joven malagueño de 32 años, que define la situación de «total impotencia», asegura que bajo recomendación, probará de pasar la ITV «en estaciones de fuera de la Isla donde no se aplique esta normativa» para, así, poder hacer realidad su sueño. Dice que «si llego a saber esto no me la compro» porque «me he gastado un dineral para que ahora ocurra esto».

Puso una reclamación en la estación de Maó de la ITV en la que, muy enfadado por esta situación, ironiza: «¿Qué hago con mi Vespa, la pongo de adorno en el salón?».

Pide a la Administración que reaccione y suprima esta norma «de poco sentido común».