Imagen del pleno de este lunes | Javier Coll

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Adolfo Vilafranca (PP) obligó al conseller de Movilidad, Miquel Preto, a asumir algunas de las deficiencias que muestra la red viaria insular, excluida a propósito la carretera general para no desviar el núcleo del debate. «Todo lo que denuncia el conseller ha pasado entre el final de un contrato y el comienzo del otro», que se retrasó por la baja temeraria de una de las ofertas presentadas al concurso de conservación.

Esa fue la explicación de Preto, quien, no obstante, precisó que las nuevas condiciones incluyen una desbrozadora más potente, «que llegará el mes que viene, más inversión y más operarios, serán trece en vez de nueve».

Fotos

Vilafranca apoyó su denuncia sobre el deficiente estado de las carreteras con una colección de fotografías como prueba de la maleza que invade el asfalto en numerosos puntos, los desperfectos que causan accidentes y que no se han repuesto o el alumbrado público apagado en vías como la Ronda Sur de Ciutadella, entre otros ejemplos. Cuestionó que las carreteras estén preparadas para la temporada turística, periodo en el que se espesa la densidad del tránsito, y expresó su temor por si el deficiente mantenimiento afectará a la seguridad de los usuarios, «hay trabajos que no pueden esperar» por este motivo, arguyó.

El conseller popular se preguntó si el Consell tiene algún informe externo sobre el estado de la red viaria y se mostró convencido de que hay tramos que necesitan interveción inmediata en el firme.

Preto disipó las dudas en cuanta a la consideración que tiene el mantenimiento de las carreteras, «es básica y prioritaria y hasta ahora hemos hecho lo máximo que permite la ley de financiación», dijo al mismo tiempo que reconoció que muchas de las labores de conservación son intensivas en un determinado periodo y que las actuaciones urgentes se llevan a cabo.

Se excusó además en la dificultad para contratar determinados trabajos porque los profesionales están ocupados en la promoción actual de obra pública. Las explicaciones fueron poco convincentes para Vilafranca, «queda acreditado que el mantenimiento es deficiente», concluyó.