Lluís en las calles de Praga, durante una nevada inesperada un día cualquiera a la hora de comer.

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La ficha

Residencia: Praga, República Checa

Superficie: 496 km²

Idioma: Checo

Población: 1,3 millones de habitantes

Moneda: Corona checa; aún no ha adoptado el euro

Distancia: A 1.383 kilómetros de Menorca

Lugar y año de nacimiento: Maó, 1 diciembre de 1988

Formación académica: Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas, Universidad Abad Oliba CEU.

Ocupación actual: Trabaja como creativo sénior en la empresa norteamericana Geometry Global

Vive en Praga, desde septiembre de 2015

Su objetivo es trabajar en proyectos publicitarios satisfactorios, de corte más experimental, con los que «te vas inspirado a casa».

Su equipo acaba de entregar dos proyectos con los que la firma para la que trabaja, Geometry Global, compite en el evento más importante en el mundo de la publicidad, el Festival de Creatividad Cannes Lions. Los llamados Oscars del sector celebrarán su 65 edición del 18 al 22 de junio y un menorquín, Lluís Rotger Vidal, habrá aportado su grano de arena en un certamen altamente competitivo, en el que se inscriben los mejores, más de 4.700 compañías este año. Este creativo mahonés entró a formar parte de Geometry a principios de 2016 y trabaja en su sede de Praga, en colaboración con las oficinas centrales de Londres y Nueva York.

¿Qué proyectos presentan en Cannes Lions?

—El de 'Touching masterpieces', una experiencia de realidad virtual que permite a las personas ciegas disfrutar del arte usando tecnología de guantes con reacción táctil VR (una colaboración de Geometry con la startup de Almería, NeuroDigital) y otro desarrollado en la maratón de Praga, en la que mediante un chip en el dorsal de los corredores se medía el tiempo que hacían y cuántos competidores adelantaban, con descuentos en la tienda de merchandising si mejoraban su marca; fue un minijuego dentro de la carrera que dio muy buen resultado, ellos mejoraron sus tiempos y las ventas subieron.

¿Es difícil obtener un León?

— Sí, hay muchísimos proyectos, el año pasado se presentaron 50.000 de todo el mundo, dentro de diferentes categorías y subcategorías. Presentándonos al Cannes Lion buscamos el reconocimiento internacional para nuestro trabajo.

¿Es muy estresante ser creativo?

—Totalmente. No salvamos vidas como los médicos, pero hay mucha gente en el camino, es competitivo. Para ser creativo hay que ser pasional, emotivo y si juntas mucha gente con estas características y ganas de trabajar, la palabra que define esa situación sin duda es 'estrés'.

¿Qué le compensa de su trabajo, solo el hecho de ayudar a vender productos?

—No. Yo siempre digo que hay dos tipos de publicidad, la de los soportes convencionales, televisión, prensa o cine, y otra que se ve menos, y que busca inspirar al consumidor para que compre mejor.

Por ejemplo, ofreciendo una experiencia al comprar, en lugar del clásico 'dos por uno'. Inspiramos a la gente para que compre mejor, intentamos ayudarles.

¿Me puede poner un ejemplo?

— En la Navidad de 2016 trabajamos con Salvation Army, una organización humanitaria que gestiona tiendas de ropa de segunda mano para recaudar fondos para sus acciones de caridad, de ayuda a personas sin hogar o vulnerables. Reciben toneladas de donaciones de ropa y lanzamos con ellos la campaña Salvation Paper. El objetivo era aumentar las ventas de ropa usada en Navidad para tener más fondos y nuestra idea consistió en poner puestos para envolver los regalos navideños con la ropa de segunda mano que teníamos que vender. De este modo se tenía el producto envuelto sin gastar papel y de una manera original, diferente.

¿El proyecto de realidad virtual también se llevó a cabo con una ONG?

—Sí, con Leontinka Foundation, una fundación que da apoyo a los invidentes y personas con discapacidad visual. La exhibición 'Touching masterpieces' se realizó en la Galería Nacional de Praga y se replicaron tres de las obras maestras como el busto de Nefertiti, la Venus de Milo y el David de Michelangelo. Nuestro objetivo era enviar el mensaje al mundo de que la tecnología no solo se puede utilizar para el ocio, como por ejemplo los videojuegos, sino para ayudar, queríamos abrir ese debate, y NeuroDigital quería mostrar sus guantes hápticos VR (estos guantes están construidos con actuadores vibro-táctiles y envían vibraciones que activan los receptores de presión del sistema sensorial humano, cada vez que la persona toca un objeto 3D en un espacio virtual).

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Estuvimos dos años con este trabajo –comenta Lluís–, son proyectos largos, pero satisfactorios.

¿Cómo fue el camino que le llevó a Praga?

—Yo estaba en Barcelona buscando trabajo y a través de Linkedin contacté con una amiga de la universidad que estaba en Praga. En su empresa buscaban personal y me pasó el contacto del departamento creativo y, después de varias entrevistas, me cogieron.

Pero antes ya había montado algunas empresas en España.

— Sí, llevaba unos cinco años trabajando, había cofundado con compañeros de la universidad dos empresas (Jirada, un estudio creativo que ahora cuenta con más de 20 empleados, e IUBUD, una marca de fundas de madera customizables para dispositivos Apple). Iban creciendo, pero yo quería un cambio, así que lo dejé todo. Me fui a Gran Bretaña a estudiar inglés durante unos meses, y al volver, empecé a buscar trabajo. Quería dar el salto de una agencia pequeña a una multinacional, pero hace 3 o 4 años la situación estaba mal y, tampoco quería vivir en España por aquel entonces. Me surgió esta posibilidad y la cogí encantado.

¿Qué experiencia buscaba?

— Tener la oportunidad de trabajar con gente de nacionalidades diferentes, poder crear proyectos con personas de muchos países, otros idiomas y culturas. A mí eso me gusta, lo quería vivir entonces y lo quiero seguir viviendo.

¿Empezó directamente en Geometry Global?

— No, mi primera empresa en Praga fue Havas Worldwide en la que fui director de arte. Era una publicidad más del día a día, no me llenaba tanto, eran otro tipo de proyectos con los que no te vas tan inspirado a casa.

Chequia, un país que vivió en la órbita comunista, ahora es sede de grandes firmas de la publicidad ¿Es curioso?

—Como ciudad Praga no tiene nada que envidiar a otras ciudades europeas, atrae a gente de todo el mundo, es puntera, yo siempre digo que es como el Londres de la Europa del Este, hay mucho trabajo y mezcla de culturas. Puedes vivir perfectamente en inglés y el mercado favorece proyectos publicitarios como el de realidad virtual. Está claro que Nueva York, Londres, París o Tokyo son líderes en mi sector pero aquí en Praga las empresas quieren mostrar que hacen este tipo de cosas novedosas. En mi caso agradezco el apoyo desde la dirección general y creativa y desde las oficinas centrales de Londres, eso ayuda a realizar proyectos diferentes.

¿Ha logrado la multiculturalidad que buscaba?

—Mi jefa es de San Petersburgo, el director de arte es de Kiev, el escritor es polaco, y nuestro jefe en Londres es sudafricano. Así que sí, hay mucha variedad.

¿Cómo es Praga para vivir?

—Como ciudad es muy bonita, tranquila pero dinámica, y llena de turistas. Se divide en distritos, yo vivo en el Praga 7, en lo alto de la ciudad, es como un pueblo, aquí tengo el trabajo, mi casa, el gimnasio..., voy al centro si quiero salir por la noche, pero de día no tanto, aunque estoy a 15 minutos, al otro lado del puente. Me muevo en transporte público, que es espectacular, de los mejores de Europa. En las paradas del tranvía el horario está puesto en papel impreso –eso me sorprendió–, pero los trenes llegan puntuales, al minuto, llueva o nieve. No sé si me quedaré, no me importaría cambiar porque siempre es bueno, pero me gusta Praga.