Fotografía del portal inmobiliario en cuya cartera se halla la finca del Castillo Menorca, en la Costa Nova de la carretera general | Notorius

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Casas Martí SL, la sociedad de Llorenç Casasnovas, ha puesto a la venta la parcela de 88.000 metros cuadrados en los que se emplaza el Castillo Menorca y todo su complejo de negocios. Inicialmente compró la sala de fiestas Nura, en 1973 comenzó las obras del proyecto comercial y un año después lo inauguró.

Son 44 años de historia que, sin embargo, no pesan en la decisión que ha tomado. Alega que en julio cumplirá 71 años y que está cansado de trabajar, además de haber sufrido la erosión que causan algunos problemas graves de salud y otros accidentes de la vida. Sus hijos continuarán con las tiendas que el grupo familiar tiene en Fornells y en el puerto de Maó y reducirán la gestión a estos comercios. El complejo cuenta con 12.000 metros cuadrados edificados, 250 plazas de aparcamiento, tiendas, pista de karts, minigolf, dos piscinas, almacenes y una vivienda de 240 metros cuadrados que es la residencia habitual de Casasnovas.

Cuenta con dos pozos de agua y placas solares y aerogeneradores con capacidad para cubrir el 80 por ciento de la demanda eléctrica. La relación de los bienes incluidos contempla cuatro mil palmeras con un precio tasado en cien euros por ejemplar. La sala de fiestas Nura, embrión de toda esta zona comercial está cerrada desde hace 20 años, el propietario aduce como motivo que no podía trabajar las 24 horas del día.

Se ha puesto en el mercado por tres millones de euros, un precio que algunos expertos del sector inmobiliario consideran modesto, pero al mismo tiempo confiesan que la compraventa no será fácil. El perfil de una cadena hotelera o un grupo familiar son, en principio, los más apropiados, indican estas fuentes, aunque dado el dinamismo reciente del mercado inmobiliario no se descarta ningún otro.

La venta de participaciones que poseía en una cadena de tiendas en México, según explican otras fuentes, confirman el inicio de la retirada de Casasnovas del mundo de los negocios.

La renovación de atracciones, el éxito de las figuras Lladró -de las que conserva piezas descatalogadas-, y la clientela local además de la turística son la claves de una rentabilidad anual reconocida en torno a los 400.000 euros.