Saludo entre Dolores de Cospedal y Pablo Casado, detrás Soraya Sáenz de Santamaría | EFE

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Una encuesta a pie de militancia revela que los populares menorquines dividen sus preferencias entre Pablo Casado, el joven delfín de Rajoy, y Maria Dolores de Cospedal, la más bregada en tareas de gobierno y en la vida interna del partido. Así, la nueva generación apuesta por el cambio que supondría el liderazgo de Casado; los más veteranos, por Cospedal.

La presidenta insular del partido, la secretaria general y la diputada no se pronuncian porque piensan que deben matener neutralidad, a pesar de que exministros y dirigentes más relevantes han tomado posición con absoluta naturalidad. Coia Sugrañes, Asunción Pons y Agueda Reynés valoran el impulso que registrará el partido después de una elección en la que participará la militancia, «un ejemplo de democracia viva», dice la presidenta, y la pluralidad de estilos que representan los candidatos.

La tendencia señalada tiene excepciones. Salvador Botella, político con largo recorrido, considera que la elección «de alguna de las chicas de Rajoy» agrietaría el PP y que Pablo Casado no tiene hipotecas del pasado. Richard Riera, que representa otra generación, apuesta por las ideas por encima de las personas y prefiere la preparación y la experiencia, «porque la renovación no está necesariamente representada por la juventud». Ambos tienen en común la dura crítica contra la imagen del partido, manchada por lo corrupción «que nos avergüenza», acusa el concejal de Fornells.

A la autocrítica se apunta también la presidenta de Nuevas Generaciones. «No es suficiente cambiar de líder para renovar el partido, el momento pide más cambios», declara Olga Ximénez. La imagen de corrupción exige, desde su punto de vista, la renovación, una refundación, término que utiliza Botella, sería en su opinión excesiva, «el PP ha hecho una gran labor y las siglas sufren el desgaste».

Valora la democracia interna que ha llegado al partido y que todo el mundo pueda votar y considera que la mejor opción entre los candidatos conocidos es «alguien que no lleve 30 años en la cúpula del partido, que no esté gastado y que aporte renovación».

En la misma línea se manifiesta Ana Lía Noval, joven directiva de los populares menorquines, afirma que la renovación depende la línea que marque el nuevo líder y que el indicado es Pablo Casado, «el único que aportará aire fresco y el que representa la regeneración con experiencia».

Lluís Camps, alcalde de Es Castell, cree que estamos ante el escenario «idóneo para reforzar la estructura del partido, debilitada después de lo sucedido y el desgaste que produce la responsabilidad de gobierno». No tiene decidido su voto, «no he he escuchado a todos, me importa el programa tanto como la persona», avisa, y reconoce que hay gente nueva como Pablo Casdo «que despierta interés».

La senadora Juana Francis Pons es una de las militantes que ha avalado a Dolores de Cospedal. ¿Por qué? «Me parece que es la persona que ha de encabezar la nueva etapa, es mujer y ya es hora de tener una presidenta del Gobierno, está preparada y tiene experiencia de gestión en varios niveles de la Administración y de partido». Aparte de esa valoración y con más conocimiento de causa que otros compañeros, reduce las expectativas ante el Congreso, «cambia la persona y con ella la línea y el estilo, pero no el ideario y los principios», afirma.

Ramón Sintes, concejal de Ferreries, sangre joven del PP, elogia la democracia directa «un afiliado un voto» y pide a Pablo Casado, su apuesta, «los cambios necesarios para recuperar los votos huidos a otras formaciones». Su compañero Vicente Coll pide una verdadera renovación y cree que la mejor para ello es Soraya Sáenz de Santamaría.