Berlinghieri el sábado en la entrega del bastón de mando al caixer batle. | Sergi García

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«Hola, soy Carlos Montes, de la Ejecutiva socialista, y quería conocer a un concejal tránsfuga». Así se dirigió el edil que este año será caixer batle de las fiestas de Maó a Enrique Berlinghieri cuando el jaleo expiraba y la comitiva de caixers, cavallers, autoridades y Banda municipal estaba a punto de enfilar hacia la Beguda.

No hubo más diálogo que ese, puesto que Berlinghieri, teniente de alcalde, que estaba acompañado de su mujer y un hijo de 27 años en la plaza, se quedó mudo ante lo que considera una provocación, agravada por el momento en que llegó. «Las fiestas siempre han sido y deben ser una tregua a la batalla política. Estoy indignado», manifestaba ayer en frío, un día después, «ha venido de otro pueblo a provocar». Añade que cuando intentó darle alguna explicación, Montes ya se había dado la vuelta y regresaba hacia el corrillo de concejales socialistas del que había salido.

Berlinghieri lamenta ese episodio «en unas fiestas que recordaré siempre como una gran experiencia y en las que no he tenido ni una mala cara», afirma.

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