Imagen de un pleno de Sant Lluís | Javier Coll

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Ni autoritaria ni antidemocrática, Montse Morlà apela a su condición de alcaldesa y a la responsabilidad que el cargo conlleva para dirigir los plenos municipales. «Las mociones de urgencia tienen que estar argumentadas y si lo que plantean es competencia del equipo de gobierno puedo decidir que no procede», explica ante lo sucedido en la sesión de la semana pasada en la que impidió el debate de dos mociones de este tipo con la firma conjunta de PP, PSOE y PI. Estaba asesorada sobre el tema, movilidad corresponde al equipo de gobierno «pero si los servicios jurídicos me dicen que debe ir al pleno, irá al próximo».

Advierte que no consentirá la estrategia de «intentar ponernos en evidencia e interferir en la acción del gobierno municipal. No pasaremos por esa dinámica», que se inició con la ruptura del pacto con el PSOE y el PI. «Hace cuatro meses que vienen con mociones de urgencia» que, en su opinión, responden a una estrategia de desgaste estimulada por el contexto electoral.

En este mismo pleno fueron debatidas dos mociones del PP, presentadas en tiempo y forma, dictaminadas previamente en comisión, «que fueron aprobadas por unanimidad», recuerda en contraposición a las mociones de urgencia, «presentadas con alevosía sin más intención que castigar al equipo de gobierno», afirma.

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