De las quejas de los clientes por servicios que no eran atendidos, se ha pasado a las quejas de los taxistas de fuera de Maó. | GEMMA ANDREU

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Las licencias temporales que durante este verano han activado 27 taxistas de Maó no han dejado a nadie indiferente en el sector. No hay medias tintas. Mientras los propios profesionales de la ciudad y el Ayuntamiento consideran que la medida ha funcionado muy bien y ha permitido atender a la mayoría de los clientes sin largas esperas, en el resto de la Isla la sensación es que ha perjudicado seriamente a los taxistas de los pueblos más cercanos y que no se ha jugado limpio.

«El cliente es lo más importante, y este año no se han visto turistas haciendo cola en las paradas, este verano ha sido muy bien atendido». Así lo resume José Navarro, representante de los taxistas de Maó, «ha ido muy bien».

Fuera de Maó, la percepción cambia. En el entorno más inmediato, como Es Castell o Sant Lluís, los efectos sobre el resto de taxistas han sido más severos. «Hemos trabajado un 30 por ciento menos». Ha ayudado una temporada turística, en general, más floja. Pero la novedad de Maó ha sido determinante, afirma Digna Tur, de la Asociación Radio Taxi. «Han copado el Aeropuerto y no han dejado margen para el resto, el verano se ha limitado a dos meses fuertes de trabajo y la gente está muy nerviosa», comenta.

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