Desde el puente de la Colársega hasta la cuesta del puerto se dejará una plataforma única. | Gemma Andreu

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Los cambios en la fisonomía del puerto interior de Ciutadella tal y como lo conocen sus usuarios, continúan avanzando, tras un parón durante la temporada turística.

La ciudad de poniente se prepara para un invierno de obras en su puerto tradicional, donde el pasado día 3 se empezó a ejecutar la segunda fase de su reforma integral, que afectará al muelle de la ribera sur, entre la zona de la Colársega y el Club Nàutic, donde se encuentran la mayoría de establecimientos de restauración.

La actuación en el citado tramo consiste en la reconstrucción del muelle del cantil y la pavimentación de la zona entre este y la muralla, dejando una única plataforma que, eso sí, diferenciará entre zona de viandantes y de tráfico rodado. Para poder avanzar es imprescindible que los toldos de los restaurantes sean retirados. De hecho, ya se está trabajando toda la semana para proceder a retirar la mitad de ellos, concretamente los que se encuentran enganchados a la muralla. La otra mitad de los establecimientos, todavía permanecerán abiertos durante estos tres días festivos, «para aprovechar el puente de este fin de semana». Es más, el propio director de la obra, explica que se ha dejado de plazo hasta el próximo día 17, teniendo en cuenta la festividad de este viernes.

Cambio de imagen
Unos han comenzado ya y otros lo harán, alterando significativamente la imagen actual del puerto. Ni residentes ni turistas, se encontrarán, al asomarse al puerto desde la muralla, las carpas blancas de los restaurantes que hasta ahora habían caracterizado dicha franja. Eso sí, visualizarán un entorno en obras hasta, prácticamente, la temporada que viene.

La retirada de los toldos de los restaurantes no sólo será uno de los cambios más representativos, sino que también está siendo la parte más difícil de definir. Ya que, como ya es sabido, no se volverán a colocar y deberán sustituirse por otras infraestructuras que todavía no se han concretado.

Lo que sí se ha determinado es que se deberán reemplazar por otras instalaciones que se adapten, por una parte, al Plan Especial y, por otra, a los requisitos de patrimonio histórico que implica la muralla, a la que no se pueden volver a enganchar las carpas.
El Ayuntamiento ha hecho una primera propuesta que consiste en la colocación de sombrillas, pero se encuentra a la espera del proyecto que presente el sector de restauración. Los restaurantes, por su parte, todavía no han querido adelantar cuál va a ser la alternativa que propongan.