Imagen del repostaje de un coche diésel en una estación de servicio de Maó | Gemma Andreu

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Los coches diésel no atraviesan su mejor momento. Es más, tienen los días contados después de que los gobiernos los hayan sentenciado a muerte. Y al ritmo que cae la matriculación de este tipo de vehículos, se dispara la fiebre por el híbrido llegando incluso a multiplicar en tan solo un año las cifras de matriculaciones inscritas. En otra carrera avanza el eléctrico. Tiene poca presencia.

Así se desprende del número de turismos (sin contabilizar otro tipo de vehículos) matriculados en la Isla que publica el Ibestat. En los primeros ocho meses del año Menorca ha matriculado 1.133 turismos. De ellos, 143 son diésel, es decir, que este tipo de vehículos tiene un peso del 12,6 por ciento. En el mismo período del año pasado (hasta agosto) representaban el 19 por ciento del global de matriculaciones realizadas en la Isla al ponerse en circulación 187 coches diésel. Si retrocedemos hasta el año 2015, el peso de este tipo de vehículos duplicaba el actual, al llegarse a matricular 279 coches con este tipo de propulsión con un peso sobre el número total de turismos matriculados que rozaba el 30 por ciento.

Y en cuanto a los vehículos híbridos, en los ocho meses del año se han matriculado 70 turismos (uno de ellos fue un híbrido enchufable), cuando en el mismo período del año anterior fueron 33. Si retrocedemos hasta 2015, tan solo se matricularon tres vehículos. Desde el concesionario oficial de Toyota, Autos Magon, su gerente Lao Capó asegura que a día de hoy el 85 por ciento de sus ventas son de coches híbridos. El 15 por ciento restante, principalmente turismos de gasolina. «El presente es híbrido, el futuro es eléctrico», apunta.

La guerra que se ha declarado al diésel tiene sus efectos sobre el consumidor que es más reticente a la compra de este tipo de vehículos. Se ha creado alarma. «Ahora todo el mundo se lo piensa dos veces, nadie quiere tener más restricciones por el hecho de tener un diésel», asegura el presidente de la Asociación de Concesionarios del Automóvil de Menorca, Orestes Carreras. «Se ha frenado en seco», apunta Tolo Vinent, jefe de ventas de Autos Nigorra. «La mayoría descarta el diésel», agrega, por el temor a un incremento de impuestos. El futuro es incierto. Igual opina Ernest Previ, gerente de Autocenter, quien indica que «la nueva ley balear ha creado alarma y ha frenado el interés por este tipo de motorización».

No obstante, algunos fabricantes han lanzado campañas con descuentos atractivos para poder sacar el stock. Este hecho ha suavizado una caída en las ventas de este tipo de vehículos. En algunos casos los precios se han aproximado a los coches de gasolina. En agosto, por ejemplo, se llegaron a matricular los mismos turismos diésel que en agosto de 2017, aunque el total de turismos vendidos este año (de todo tipo) fue muy superior al de 2017.

A estas campañas, que algunos concesionarios llegan a cuantificar en reducciones de hasta el 30 por ciento, hay que sumar a aquellos clientes que siguen apostando por el diésel ajenos a la campaña de desprestigio. La consideran infundada. «Hay gente que toma conciencia y ve que quieren extinguir la venta del diésel cuando lo que se debería atacar es el coche antiguo», indica Tolo Vinent.

Además, no hay que olvidar los efectos que ha tenido la nueva normativa europea en cuanto a emisión de gases que entró en vigor el 1 de septiembre. Es un nuevo test de medición de consumo y emisiones de C02. Se lanzaron políticas comerciales beneficiosas para sacar los stocks de vehículos homologados con la anterior normativa. Además, Europa da una tregua de un año, período durante el que los fabricantes pueden seguir vendiendo coches con el antiguo test de emisiones. Pueden comercializar hasta un 10 por ciento de lo vendido el año anterior, de ahí que las campañas que se han lanzado han permitido engrosar la cifra de ventas y tener mayor margen de maniobra durante este año que tienen por delante. A ello, hay que añadir que algunos concesionarios hayan matriculado los coches para luego venderlos como vehículos de kilómetro cero. Aparecen como matriculados pero siguen luciendo en los mostradores de los concesionarios.