Obras de construcción de un chalé en Cala Llonga. | Gemma Andreu

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El sector de la construcción no se atreve a hablar de una recuperación estable. Los datos son de claro crecimiento respecto a dos años atrás, pero retroceden en todos los apartados salvo en obra nueva, el apartado que muestra mayor consistencia.
Como si la actividad estuviera íntimamente ligada al turismo, el año pasado marca una punta que no ha tenido continuidad a lo largo de los tres primeros trimestres de 2018. Solo la construcción de viviendas unifamiliares, principalmente en zonas turísticas, mantiene el empuje sostenido de los años precedentes.

La estadística del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Menorca hace referencia a obras en ejecución, que permiten radiografiar con precisión la actividad en el sector. «Sobre los datos del 17 estamos por debajo, no sabemos si la recuperación es estable, no hay una carga abrumadora de trabajo pero tampoco falta», explica Miguel Ángel Sicilia, presidente del colegio.

Sin embargo, la comparación con 2016, un año de clara tendencia al alza de la actividad muestra resultados de crecimiento en todas las categorías, salvo las reformas y ampliaciones, fachadas y obras menores y la reforma de hoteles.

Sicilia alude a la falta de personal cualificado, una circunstancia puesta de manifiesto en ocasiones anteriores. Esa carencia retrasaría la falta de respuesta ante nuevas demandas o a una mayor capacidad, «es un problema recurrente pero real. La construcción y los sectores auxiliares dan la sensanción de que van a tope, pero lo que se ve en la calle no refleja la realidad», apunta.

Plurifamiliares
La pujanza de la construcción de chalés contrasta con la promoción de edificios plurifamiliares, que se halla francamente retraído y con contados proyectos en marcha. La inversión se va sobre todo hacia segundas residencias tanto de menorquines como de capital nacional y extranjero, «es como si se viviera una nueva oleada en este ámbito», añade Sicilia.

La construcción de piscinas, garajes, naves o casetas mantiene un ritmo sostenido sin variaciones relevantes durante los nueve primeros meses de los tres últimos años.
Respecto al último trimestre, de julio a septiembre, la lectura es la misma en cuanto a la evolución de las obras. La actividad respecto al mismo trimestre de 2016 es un 35 por ciento superior, aunque pierde un 9 por ciento con las cifras del año pasado. La relación entre superficie construida e inversión realizada refleja una tendencia a obras de mayor presupuesto durante el verano.

Por último, la cifra de legalizaciones marca una clara tendencia a la baja, de 14 a 8 en tres años.