Josep Sastre, Anja Sánchez-Rodrigo, Bosco Triay y Josep Pons Fraga, con los faros del Foro Menorca | Sergi Garcia

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Más de cien personas llenaron de nuevo este jueves la sala del Centro de Convenciones de Es Mercadal en la séptima edición del Foro Menorca Banca March de empresa familiar. Todas compartieron la emoción con que Anja Sánchez-Rodrigo de Es Jardí de ses Bruixes, Josep Sastre del Grupo Sastre y Bosco Triay de Hijos de F. Quintana expusieron sus experiencias empresarias y vitales. Este Foro se ha convertido, a través de la presentación de estas historias, en un efecto dinamizador del optimismo empresarial, porque se comparte el carácter emprendedor y el espíritu de lucha de las pequeñas y medias empresas menorquinas, que son casi todas.

El acto fue moderado por el editor de «Es Diari», Josep Pons Fraga, y contó con una introducción inicial de Francisco Javier García Guerrero, director territorial de Banca March de Empresas. El presidente de la Asociación Balear de Empresa Familiar, Rafael Salas, que acudió acompañado por quien le sucederá en el cargo a final de mes, Esther Vidal, clausuró el Foro recordando que el colectivo que representa está comprometido con el futuro y siente y practica la responsabilidad social.

Tres historias emocionantes

Los testimonios de las tres empresas familiares tienen en común que han tomado muchas decisiones que no son una consecuencia solo de la búsqueda del rendimiento económico, sino que hay otros valores que actúan como motores de las empresas.

Anja Sánchez-Rodrigo mostró la pasión por un proyecto compartido con su marido, el arquitecto Nando Pons, desde que pensaron en crear el hotel boutique Jardí de ses Bruixes, hasta lo que hoy ya es la colección de propuestas.

Josep Sastre emocionó al narrar como lucharon por convertir lo que había sido la pequeña pastelería familiar «La Sin Nombre» en un hotel de interior. La ilusión, es uno de los valores que aprendió de su padre y de las generaciones anteriores.

Y Bosco Triay, con su natural forma de exponer las ideas, explicó como cerraron la finca de Binigaus Vell porque no era rentable y se quedaron sin payés, para unos años después abrir el hotel rural, cuya evolución ha sido muy positiva. Han hecho una reforma para abrir varias suites, que se alquilan a un precio alto y que tienen mucha demanda.

Todos ven con optimismo el futuro, apostando por un turismo de calidad. Anja Sánchez-Rodrigo suavizó los términos para decir las cosas claras: hay que tener menos turistas y de un mayor nivel, menos «todo incluido» y más oferta residencial de alta calidad.

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