La charla, organizada por distintas entidades, respiraba el interés por mejorar en este ámbito. | Gemma Andreu

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El 70 por ciento de los trastornos mentales empiezan antes de los 18 años, o antes, en muchos casos antes. Y un 20 por ciento de los niños y adolescentes va a tener un trastorno mental, de conducta o de las emociones que les va a generar sufrimiento. Lo afirmaba esta semana la directora del Institut per a la Salut Mental de la Infància i l’Adolescència (Ibsmia), Isabel Flórez, en una charla en el Hospital Mateu Orfila junto al psiquiatra de Son Espases Oriol Lafau.

Ambos se refirieron a la dificultad de reconocer trastornos y enfermedades mentales en niños, «que contrariamente a muchas creencias, no están en estado de felicidad eterna y no son ajenos a las circunstancias que acaban generándolos». Por su parte, Oriol Lafau, coordinador autonómico de Salut Mental, manifestaba su pesimismo ante las cifras alarmantes de suicidos consumados e intentos de suicidio, que es la primera causa de muerte absoluta en Balears en jóvenes varones de entre 15 y 29 años y la segunda en mujeres de esta edad, por detrás de los tumores malignos. Son datos recogidos por el Observatorio del Suicidio, creado hace un año en Balears, y «que requieren una importante tarea de prevención y un abordaje que permita superar el estigma en torno a las enfermedades mentales en general, mucho mayor cuando se trata de niños y adolescentes», manifestó. Los chicos se quitan la vida, y entre las causas citó el tabú social que sigue existiendo en este género a la hora de expresar sus emociones y el miedo en esta franja de edad a que no tengan cabida entre iguales. .

Tipos de trastornos

Un estudio a escala mundial constata que hay un 25 por ciento más de trastornos de ansiedad, depresivos, casos de trastorno bipolar o TDH (si bien, aquí, alertaron del riesgo de sobrediagnóstico). Y un incremento, asimismo, de la demanda de asistencia en salud mental, que es del 125 por ciento. En niños es por trastorno de conductas, mientras que en niñas es por depresión y ansiedad. El Institut per a la Salut Mental de la Infància i l’Adolescència, con una unidad en Menorca, atendió el año pasado 340 casos nuevos de menores de 18 años. Los casos graves en los que el niño no puede estar en el domicilio o hacen falta estudios se derivan a la Unidad de Hospitalización Breve Infantil y Juvenil de Son Espases, que cuenta también con hospital de día para niños que requieren una observación intensiva sin ingreso. En el último año, ingresaron 119 niños y jóvenes de entre 14 y 18 años, tres de ellos procedentes de Menorca. Los motivos principales son tentativas de suicidio, trastornos psicóticos o trastornos de conducta, como la alimentaria, que en Balears padecen 33.000 chichos y unas 35.000 chicas, de los cuales 1.000 corresponderían a Menorca.

Durante la charla, organizada por las entidades Asociación de Familiares de Personas con Trastorno del Espectro Autista de Menorca (TEA Menorca), Asociación de Familiares de Enfermos Mentales de Menorca (AFEM) y S’Olivera-Asociación de Usuarios Pro-salud Mental de Menorca, los dos ponentes se refierieron a la adolescencia como una etapa difícil que pasa en muchos casos por trastornos. Un seis por ciento de los adolescentes se autolesionan como forma de autoregulación emocional y lo publican en redes sociales, constataron, al tiempo que se refirieron al problema que genera la adicción a sustancias como el alcohol y el cannabis o a la tecnología digital. Los estudios en Balears, con una muestra de 900 adolescentes, demuestran que el 75 por ciento de los adolescentes consumen alcohol y que la edad de inicio se sitúa en los 15 años. Además, los datos de consumo de alcohol y las borracheras del último mes muestran que nuestra comunidad está por encima del porcentaje nacional. Denunciaron la normalización de este consumo, en muchos, casos, por parte, incluso de los padres, y se refirieron a la palabra, a la escucha y a la presencia como principal herramienta profesional en esta área, al tiempo que se puso sobre la mesa que hoy nos encontramos «con niños con más cargas emocionales y con carencia de tiempo de los padres para asumirlas».