Imagen del parque fotovoltaico de Son Salomó (Ciutadella), que una vez sea ampliado, tendrá una potencia instalada de casi 50 MW. | Archivo

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Un parque fotovoltaico de unos 150 MW, tres veces la potencia instalada que tendrá Son Salomó una vez se materialice el polémico proyecto de ampliación de la mayor instalación de renovables que hasta el momento se ha abierto en Menorca. Es la propuesta que unos inversores franceses con amplia experiencia en el sector de las energías renovables han hecho llegar al Consell con el objetivo de sondear las posibilidades de éxito de la tramitación administrativa de un megaproyecto que, por sí solo, supondría un enorme salto adelante en el objetivo de llegar al año 2030 con una cuota del 85 por ciento de producción eléctrica a través de fuentes renovables.

Los promotores se han mostrado «muy interesados» en sacar adelante un proyecto ambicioso de generación eléctrica a través de la energía solar, según explica el conseller de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera, Adam Ortega. La consulta a la administración insular ha sido el primer paso del camino para unos promotores que todavía no cuentan con una ubicación concreta para abrir una instalación de esas características. Primero han querido tantear al Consell, antes de lanzarse a la compra de los terrenos.

Relación con la Isla

Uno de los inversores galos adquirió una casa en Menorca hace unos años y después de ver las características de la Isla, su enorme dependencia de la generación eléctrica a través de combustibles fósiles y la precariedad del sistema, que se ha evidenciado tras el gran apagón, se ha decidido a apostar por Menorca para seguir desarrollando su apuesta por el sector de las renovables.

Este tipo de proyectos gigantes desentona con el objetivo que se han marcado tanto desde el Consell como desde el Govern para Menorca, avanzar en la implantación de parques solares de pequeño formato, con potencias que no superen los 4 MW, que no supongan tanto impacto para el territorio, sobre todo para el suelo rústico, y que estén más repartidos a lo largo y ancho de la geografía insular. Y ese es el mensaje que se les ha trasladado.

«Les hemos pedido si pueden replantear el proyecto y hacerlo más modular», explica Ortega. El objetivo no es ni mucho menos desincentivar a los promotores en un momento en que son clave para poder cumplir con los objetivos marcados, sino hacerles entender que las características de Menorca demandan otro tipo de proyectos más dimensionados a la realidad insular.

El Consell teme asimismo que la llamada transición energética quede en manos de pocas empresas por lo que pretende fijar como requisito para los nuevos promotores el establecimiento de una importante cuota de socialización. Al estilo del parque que se promueve en Es Castell, la intención es que las iniciativas se abran a una cuota de participación ciudadana de al menos un 51 por ciento. Ese es otro de los planteamientos que se la hecho llegar a los inversores galos.

En respuesta a esas consideraciones, los inversores han insistido en el gran interés que tienen en Menorca, aunque deben estudiar las opciones de capitalizar la inversión. En ese sentido, desde el Consell buscarán una segunda reunión para presentarles las nuevas líneas de ayuda que se han anunciado y a través de las cuales el Gobierno se compromete a financiar una parte importante de la inversión inicial (entre el 20 y el 30 por ciento) para aquellos parques fotovoltaicos que no superen los 4 MW de potencia instalada.